Hablar de comercio tradicional es hablar de las “carniceros” de El Puente de Sanabria, toda una institución entre los pueblos de la comarca que acudían al mercado a hacer las compras básicas. En el mercado de El Puente de las 11 carnicerías familiares que hubo en el edificio municipal se mantienen aún tres que se han seguido heredando de generación en generación. “Somos herederos del oficio y aquí seguiremos” señala José Manuel Fernández colino “Fari” que desde los 16 años comenzó a trabajar y ahora tiene 51.

En estas semanas de verano reciben muchos encargos para llevar porque con el descenso de la población de los pueblos dependen en gran medida de las ventas de verano, fines de semana, puentes y Semana Santa. Los productos cárnicos siguen la misma línea desde hace décadas aunque ahora “con el cierre del matadero de El Puente tenemos que ir a San Vitero, a 80 kilómetros, o a Viana en Galicia, cuando lo teníamos aquí”. Los carniceros se encargaban de ir a buscar las terneras a los pueblos y comprar al ganadero, cosa que se sigue haciendo.

El comprador “cada vez exige más” reconoce “Fari” mientras despacha a las clientas que un lunes aprovechan la feria semanal para llenar la nevera.

Jesús Colino, primo de José Manuel, están embarcado en envasar unos chuletones de terna de kilo que van para Andorra. El envasado al vacío es una opción para facilitar el transporte y la conservación. La calidad de la carne es excelente. Se encarga de “comprar las canales de Sanabria y de Aliste”. Lleva 43 años “toda la vida” en la profesión.

Una clienta contesta que está muy contenta con el trato del carnicero que además es familiar. Le pide los encargos y le pregunta “¿Para comer hoy qué me llevo Jesús?”. El cliente es más exigente pero en general “es el cliente de la zona, de siempre, que saben comer y saben comprar”. Ternera, pollo, conejo, hamburguesas… Y recomienda “llévate unas hamburguesas pero ven un poco más tarde que ya te las tengo hechas”. Es la propuesta de comida para su clienta para hoy.

Clientes en la zona donde se agrupan los puestos. | A. S.

Los coches se van cargados estos días “para todo el mes” para grandes ciudades como Madrid y Barcelona, o incluso los encargos son “para todo el año, o hasta que se acaba y la echan de menos”. Los chuletones para Andorra no entran en los plásticos de envasado, hay que buscar otros más grandes.

Angelines Rodríguez ha arreglado el puesto “en todo lo que hemos podido” para modernizar la venta. Comenzó en la carnicería cuando se casó, en su caso fue el relevo de sus suegros. En general el trabajo y el puesto en el mercado “se heredaba de padres a hijos”. También es consciente de que el cliente es más exigente que antes. Un grupo familiar pide en el mostrador carne para llevar.

En cada uno de los puesto solo hay una persona a lo sumo dos, pero hace años eran cuatro personas, dos mujeres para el mostrador y la venta y dos hombres que se encargaban de ir al matadero y de comprar terneras.

Hay menos carnicerías “y ahora en Sanabria hay más vacas que nunca” compara uno de los carniceros. Para ellos fue un “error” y “una ruina” quedarse sin el matadero que hubiera sido comarcal y un valor añadido para la mejor carne sanabresa.