Cuando recorría cuatro años atrás, en 2017, el Camino de Santiago Francés oyó hablar por primera vez de un pueblo espectacular, La Tejera, un enclave desconocido en el mapa para la norteamericana del Estado de Montana, Jennifer Deubler.

Un año después de su peregrinaje y de escuchar “La Tejera es el mejor lugar del mundo”, en 2018, visitó por primera vez de la mano de su mentora que le habló de este rincón de la comarca de Sanabria.

Permaneció 10 días invitada por una familia y “quedé encantada por las montañas, los caminos y la gente que me hicieron sentir como nunca me he sentido tan cómoda, tan a gusto y eso que he viajado y conocido muchos lugares del mundo. Antes del confinamiento por la pandemia de COVID había recorrido un parte del camino portugués y recaló de nuevo en La Tejera en un mes de diciembre al filo de la Nochevieja, con una nevada en las montañas de la Sierra de Gamoneda que ponen el espectacular escenario de La Tejera y sus valles.

Y en 2021 ha conseguido lo que “era un sueño” comprar una casa en la que instalarse y que luce un cartel “Aquí vive una peregrina”. Jennifer se ha afincado con vocación de quedarse y seguir dando clases de castellano al otro lado del Atlántico, por Internet, a sus alumnos estadounidenses. Esa es otra batalla que promete luchar, que en La Tejera la conexión de Internet y Telefonía sea la mejor para hacer sus clases on-line. Es un gran problema en los pequeños pueblo.

Otro de sus sueños con 19 años, aprender español, lo consiguió hace tiempo y da clases con la ventaja de que este año se le había concedido poder dar clases on-line porque hasta ahora eran presenciales. En La Tejera ha disfrutado de la variedad de acentos asturianos, catalán, gallego “estando aquí me han entrado ganas de saber portugués, francés, italiano”. Jennifer vivía muy cerca de la frontera con Méjico lo que le permitía tener un contacto muy cercano con la lengua castellana. Visitó ciudades como Barcelona y “yo quería un sitio aquí, quería vivir en España”.

De Montana a La Tejera

“Es una oportunidad para la gente que quiere venir a trabajar a los pueblos” pero los problemas tecnológicos, para tener conexión a internet, es una seria desventaja incluso para el alojamiento de turismo que hay en el pueblo.

Afirma con rotundidad “yo quiero pelear para La Tejera” y las personas que la han acogido y la tratan como de la familia y “están pendientes de mí. Es una cultura totalmente diferente y todo el mundo me ayuda, todos en el pueblo me han adoptado. Me siento como en mi casa. La gente aquí me cuida”. El Camino de Santiago la trajo hasta aquí “por alguna razón y siento que ahora no tengo que caminar hacia otro lugar”, el Camino para los peregrinos “es el camino de la vida es su espíritu que te lleva a algún lugar” reflexiona. “Ahora mi corazón está en La Tejera”.

Sus padres están felices con su estancia en España y ha comenzado a recibir las primeras cartas de Estados Unidos, corrigiendo en el sobre “España” por “Spain”. Aunque la primera carta que recibió fue la factura de la luz, cuenta divertida.