Una misa mayor en la iglesia parroquial de Morales del Vino fue ayer el acto central del Cristo de Morales, cuya festividad ha estado marcada por el Año Jubilar de la diócesis de Zamora y la situación de pandemia que impide una celebración por todo lo alto y con la tradicional romería. La eucaristía mayor, presidida por el obispo de Zamora, Fernando Valera, se celebró excepcionalmente en la iglesia de Morales del Vino y con la imagen del Cristo presidiendo el acto eucarístico.

Es el segundo año que moralinos y zamoranos no se han podido desplazar hasta la ermita del Cristo, donde tradicionalmente se reúnen los devotos en la que es una de las romerías más importantes de la provincia. Pero la pandemia lo ha impedido. Ni actos en la ermita ni las tradicionales casetas en la pradera que rodea al templo.

El Ayuntamiento, en consonancia con el párroco, decidió prescindir de los eventos que tradicionalmente acompañan a la fiesta del Cristo y evitar las temidas aglomeraciones en tiempo de pandemia.

La alternativa fue la misa central, en directo para los privilegiados que pudieron estar en la iglesia de Morales, ya que había aforo limitado debido a las restricciones de la pandemia. El resto de los devotos pudo seguir el acto a través de Facebook.

La alcaldesa de Morales del Vino, Carmen Lorenzo, y otros miembros de la Corporación Municipal asistieron a la misa central, presidida por el obispo, acompañado en la celebración por el párroco de Morales del Vino, Francisco Ortega Vicente. Al término de la eucaristía, el prelado Fernando Valera salió a las puertas de la iglesia para proceder a su bendición.

Los devotos también pudieron hacer una reverencia a la reliquia al término de la celebración, sin poder besarla, tan solo con una ligera inclinación de cabeza. Una celebración excepcional que los moralinos y zamoranos vivieron con la vista puesta en 2022, cuando se espera volver a la normalidad.