El delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, visitaba en la mañana de ayer las obras de emergencia para la recuperación de las zonas afectadas por el incendio forestal declarado en Lober el 15 de agosto de 2020, que suponen una inversión de 500.000 euros del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y están supervisadas por el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León en Zamora y ejecutadas por la empresa pública Tragsa.

El incendio de Lober fue el más grande ocurrido en Castilla y León en 2020, y uno de los más grandes de toda España, afectó a cerca de 2.000 hectáreas de los términos municipales de Gallegos del Río y sus anejos, Vegalatrave, Losacio y Samir de los Caños. El 20 de octubre el Consejo de Ministros tomó razón de la declaración de emergencia de las obras y en menos de dos meses ya se han ejecutado el 50% de los trabajos, cuya finalización está prevista para el mes de marzo.

Clara San Damián (derecha) repasa el mapa junto a Javier Izquierdo y el alcalde de Gallegos. | Cedida

Estas obras están enfocadas a paliar los efectos negativos que las cenizas pueden producir en los recursos hídricos de la zona, y en proteger las laderas quemadas de la posible erosión. Para ello, según explicaba ayer la responsable provincial de Tragsa, Carmen González, se están construyendo albarradas y fajinas, que son “minipresas levantadas con piedra y material vegetal”, además de charcas que actúan como contenedores de cenizas.

Otro punto importante de los trabajos de restauración está en la plantación y siembra de pastos –actualmente se están llevando a cabo labores agrícolas previas–, algo demandado por los ganaderos de la zona, en pueblos como Domez de Alba o Lober. En este sentido, también se repondrán abrevaderos para el ganado y depósitos de agua.

Por último, el proyecto incluye la reparación de caminos dañados. En estos momentos trabajan 14 personas en labores manuales, pero Tragsa también ha aportado maquinaria como una retroexcavadora y un bulldozer.

En su visita, el delegado del Gobierno estuvo acompañado por el subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, por los alcaldes de los municipios afectados –Pascual Blanco hizo de anfitrión en el Ayuntamiento de Gallegos del Río, donde mantuvieron una reunión tras la visita a las obras– y también por la delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Clara San Damián y técnicos de Medio Ambiente.

La delegada recordó la virulencia del incendio, que obligó a movilizar 19 medios aéreos y 31 equipos profesionales para su extinción, algo que se pudo hacer gracias a que se trató del único incendio declarado en la provincia el 15 de agosto lo que “permitió dedicar todos los esfuerzos, si no llega a ser por eso y por la ayuda de los vecinos se habría complicado” ya que la orografía del terreno, el viento y el desarrollo de las lenguas del incendio dificultaban las labores. En total participaron 525 personas, sumando los medios de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, los de la Mancomunidad Tierras de Aliste y los del Estado. Los trabajos de extinción costaron un total de 320.000 euros a la Junta de Castilla y León.

Por último, Clara San Damián recordó la importancia de actuar con “celeridad administrativa” para recuperar el terreno tras el incendio porque “los vecinos no entienden de competencias administrativas ni de ideologías, lo importante es maximizar los recursos que tenemos”. En este caso, los técnicos del Servicio Territorial de Medio Ambiente, de la Administración autonómica, fueron los que elaboraron la documentación necesaria para declarar la actuación especial y de emergencia de las obras.

Javier Izquierdo también puso en valor la estrecha colaboración institucional entre la Administración del Estado y la Junta de Castilla y León, tanto en las labores de prevención para que se produzcan menos incendios, como en la extinción como fue el caso de este incendio, en el que participaron BRIF –Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales– del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la UME –Unidad Militar de Emergencias–, y posteriormente en la recuperación tras el incendio para atender a las peticiones de los vecinos de estos pueblos de Aliste y Alba: “Las instituciones tenemos que trabajar juntas, unir esfuerzos más allá de las personas y las ideologías”, declaró el delegado del Gobierno en Castilla y León.

Durante su visita a las obras de emergencia, Izquierdo habló sobre el daño duradero que producen los incendios forestales: “Hay un daño que se percibe, que es el riesgo para la vida durante el incendio, algo que se vio en este caso cuando hubo algún pueblo rodeado por las llamas y a punto de ser evacuado, y un vehículo de los medios de extinción de la Junta de Castilla y León que acabó calcinado, pero tenemos que ser también muy conscientes de que el daño permanece, tarda tiempo en reponerse y puede causar perjuicios a las personas que viven en el territorio, porque hay ganaderos que tienen que alimentar a sus animales y darles agua, e incluso puede contaminar las fuentes de suministro de agua de las poblaciones por las cenizas que acaban en los acuíferos”.

Por ese motivo, el delegado del Gobierno recordó que la mayoría de los grandes incendios tienen un origen humano, o bien por negligencias o bien son intencionados. Animó a guardar “la máxima precaución cuando estamos en el campo” para evitar ese tipo de negligencias “que tienen consecuencias catastróficas”, y también animó a que “cuando se es consciente de que alguien ha provocado de manera intencionada un incendio, por favor que se denuncie”.

El delegado concluyó que “todos debemos hacer lo posible por evitar” los incendios forestales que provocan “un daño tremendo a las poblaciones, a la vida de las personas, a los bienes, y desde luego que suponen la pérdida de un patrimonio natural que cuesta años recuperar, que es de todos y que desde luego es la identidad de un territorio como son las comarcas de Aliste y Alba”.