Los curas de pueblo, una de las figuras más representativas y autoridad religiosa en cada aldea de la Raya de Aliste y Tras os Montes durante siglos, se han convertido a causa del éxodo rural y la emigración y a la escasez de vocaciones, en una “especie” en peligro de extinción en las parroquias alistanas y albarinas.

En una tierra que antaño fue cuna de muchos y grandes religiosos, curas, frailes y monjas que desarrollaron su labor evangélica y humanitaria por Asia, África, Oceanía y América, hoy soy solo queda un cura de pura sangre alistano: Pablo Cisneros Cisneros, natural de la localidad de Grisuela.

Bien es verdad que los curas que aquí llegan se convierten en un alistano más y si por ellos fuera de Aliste nunca se irían.

El arciprestazgo de Aliste y Alba, –antes dos y ahora reagrupado en uno sólo, con Fernando Lorenzo Martín como arcipreste–, integra a 84 parroquias, con 9.743 habitantes y solo 8 sacerdotes en activo, lo cual supone, en teoría, que cada cura ha de atender a una media de 1.217 feligreses.

Contar con cura residente es hoy un privilegio del que sólo pueden presumir ya seis pueblos: Alcañices (Fernando Lorenzo Martín), Fonfría (Fernando Ruiz González), Mahide (Marcelino Gutiérrez Pascual), Fornillos (Pablo Cisneros Cisneros), Ángel Carretero Martín (Carbajales de Alba) y San Juan del Rebollar (Teo Nieto Vicente). Los dos restantes son párrocos que acuden a oficiar en la zona desde fuera: Millán Núñez Osorio (Villaflor y Villanueva de los Corchos) y José Manuel Rubio Maldonado (Ricobayo de Alba).

Palacio los marqueses e iglesia de La Asunción. | Ch. S.

Lejos –no hay vuelta atrás ni posible retorno– queda los tiempos en que casi todos los pueblos tenían cura y casa parroquial. Antes cada domingo al finalizar la misa se daba cuenta de lo relativo a toda la semana. Hoy llegar todos los días y a todos los pueblos es algo materialmente imposible por lo cual las nuevas tecnologías llegan obligatoriamente para quedarse.

Las Unidades de Acción Pastoral de Nuez, Alcañices, Valer y Sarracín, con Fernando Lorenzo Martín, tiene su cuentas de Facebook con 2.591 amigos donde pueden seguir las novedades de su parroquias. desde los horarios de misas a las necrológicas.

Llegado el otoño y ante la complicada situación de la crisis sanitaria global de la pandemia del coronavirus Lorenzo Martín ha puesto en marcha una nueva iniciativa mediante la cual el cura enviará al instante toda la información de su parroquia a los feligreses que se integren el grupo vía Whatsapp. Para el feligrés únicamente habrá de enviar su nombre y localidad al 610950821.

El Covid ha reducido a mínimos la asistencia a las misas, por miedo a contagios –hay que tener en cuenta que la mayor parte de los devotos son de la tercera edad y de alto riesgo, por cual la retransmisión cada domingo de una de ellas vía Facebook permite seguirla desde casa por quien lo desee. Muestra de ello fue la eucaristía del pasado domingo oficiada por Fernando Lorenzo donde apenas asintieron alrededor de 8 feligreses y fue seguida por 1.157 personas. Los nietos más expertos en nuevas tecnologías, se han convertido en los prestamistas de móviles y ordenadores a sus octogenarios abuelos.

Curas de Aliste aun siguen manteniendo la tradición de visitar a los enfermos en sus casas cuando la familia así lo requiere pues hay abuelos y abuelas enfermos para los que algo como confesarse y comulgar “son parte imprescindible de nuestras vidas”.

Misa en Alcañices en tiempos de COVID-19. | Ch. S.

La irreversible escasez de curas ha traído consigo el desuso y abandono de las casas rectorales por lo cual ha surgido una nueva iniciativa para ocuparlas: arrendarlas.

Por desgracia muchas de ellas cayeron en la triste muerte del olvido y en la ruina total, dejando de existir como la de “San Bartolo” de Puercas. En Cerezal de Aliste el Obispado de Zamora la cedió al ayuntamiento de Muelas del Pan y en ella se ubica ahora el Centro de Interpretación del Alcornocal. A cambio el Ayuntamiento financió la construcción de la iglesia de Villaflor, pueblo que nunca la tuvo y hasta cerrarse el Salto de Ricobayo sus moradores tenían que ir a misa y a enterrar su muertos a la iglesia y al cementerio del San Pedro de la Nave (desaparecido bajo las aguas) al otro lado del río Esla, lo mismo que La Pueblica.

La única casa parroquial nueva, sin estrenar, es la del Rabanales, construida con fondos Leader que en su planta baja acoge el Museo Etnográfico de Aliste. El éxito ha sido total con las dos primeras y que se encuentran en mejor estado, la de las parroquias Virgen de la Asunción de Nuez y la de Santa Eulalia de Mérida de Valer. Cazadores y emigrantes de Madrid sus nuevos moradores. Ya se ha arrendado la de San Mamés de Bercianos y actualmente se restaura la de San Pelayo Mártir de Trabazos, sin morador desde que se fuera de ella el inolvidable Don Ramón donde fue cura del 21 de julio de 1955 prácticamente hasta su muerte en 2016.

Hace 229 años solo Alcañices tenía 6 párrocos, los mismos que ahora asumen 84 pueblos

Las vicarías de Aliste y Alba vivieron sus momentos de mayor esplendor en el siglo XVII y así lo delata la visita realizada por el licenciado Manuel Cid y Monroy en 1791, –entonces pertenecían al Arzobispado de Compostela–, donde el visitador dejo constancia d la demografía, economía, lugares de culto, asociaciones religiosas, situación del clero, dominio de los señoríos, incomunicación y costumbres populares alistanas y albarinas, siendo el arzobispo Fray Sebastián Malvar y Pinto a donde llego el 15 de diciembre de 1783, tras ser obispo de Buenos Aires desde 1777. En tiempos de la visita, sumando los presbíteros, ayudantes y frailes franciscanos (Alcañices) y agustinos (Carbajales) había mas curas que pueblos (84).

Alcañices hoy con solamente un cura, Fernando Lorenzo Martín, que atiende a 28 parroquias, contaba hace 229 años con seis sacerdotes, los mismos que hoy hay para los 84 pueblos. El beneficio curado lo obtenía Pedro Norlasco Lorzano, un presbítero natural de Torrecilla de Cameros en el Obispado de Calahorra, con la ayuda del alcañizano Felipe Gago. Además, residían en la villa Manuel Domínguez (de Rabanales), Francisco Tobal (de Mellanes) y Pedro Fernández (de Alcañices). A ellos se sumaba a lo largo del verano, en Semana Santa y en Navidad el alcañizano y estudiante de teología Isidoro Barrio. Todos ellos con licencia para confesar y celebrar. También estaban los frailes observantes de la Orden Tercera de San Francisco.