“Lo mejor de empezar una nueva vida en Fomariz es la ilusión de estar rodeados de gente con tanta humanidad y tanta luz como la gente de Sayago”, cuenta en declaraciones a LA OPINIÓN DE ZAMORA la joven Alejandra Utrera, la repobladora que protagonizó junto a su novio Omar Vicente el episodio de “Volando Voy” en los Arribes del Duero.

La pareja de madrileños está muy ilusionada con este cambio radical a su estilo de vida y se muestran más que decididos a emprender su negocio en Formariz, un rancho “biopasivo” del que Alejandra habla con la misma ilusión y el mismo ímpetu que transmitió a todos los espectadores de “Volando Voy” que siguieron la emisión del jueves.

Aunque el rancho no está todavía en funcionamiento, Alejandra y Omar están familiarizados con la zona. Desde que finalizó la grabación del programa en el mes de julio la pareja ha viajado varias veces a Sayago para ir resolviendo todas las gestiones que conlleva poner en marcha una empresa de este tipo. Hace pocos días formalizaron la compra de la casa de Formariz que los vecinos de la zona adecentaron para ellos, como se pudo ver en el programa, y el siguiente paso será llevar a cabo una reforma para que el inmueble cumpla toda la normativa que las Administraciones exigen a todos los alojamientos turísticos rurales.

Vuelve a ver el minuto a minuto del programa 'Volando Voy' grabado en los Arribes del Duero de Zamora

Todo ello conlleva un importante desembolso de dinero, pero han contado con algo de ayuda del programa de Jesús Calleja y con la inestimable colaboración de los vecinos de la zona: “Nos están dando todo tipo de facilidades, no podemos más que estar agradecidos, la gente de Sayago es estupenda y nos han abierto sus puertas”, cuenta a este diario una Alejandra muy emocionada. También han solicitado una subvención a Aderisa –el Grupo de Acción Local de Sayago– para emprendedores rurales, que podría servirles para financiar hasta el 30% de su proyecto.

"Hemos recibido una ayuda impagable por parte de la gente de Sayago"

Según calcula la pareja, las obras podrían tardar algo más de seis meses, por lo que esperan poder ofrecer alojamiento en su rancho después de la Semana Santa y antes del verano de 2021. “Estamos deseando mudarnos, como ya conté en el programa es mi sueño desde siempre”, afirma la joven aún con el “subidón” en el cuerpo por haber revivido a través de la pequeña pantalla unos momentos tan buenos como los que disfrutó el pasado julio en Arribes del Duero.

“Mi madre ayer lloraba como una Magdalena, y hasta mi abuela, que normalmente se acuesta a las 8 de la tarde, se quedó despierta para verme. Desde que acabó el programa no hemos dejado de recibir felicitaciones, llamadas y mensajes de amigos y conocidos”. No obstante, a nadie del entorno más cercano de Alejandra le sorprendió su decisión de empezar una nueva vida en un rincón de la provincia de Zamora, a 350 kilómetros de su casa en Alcalá de Henares, “porque quien me conoce bien ya sabía de mis intenciones de dedicarme a la vida rural”.

Alejandra, de 26 años, y Omar, de 29, dirigirán un rancho biopasivo con siete o nueve dormitorios. El alojamiento tendrá algo de ganado y un huerto en el que los clientes podrán vivir la experiencia de cuidar sus propios alimentos y llevar a cabo varias actividades típicas de la vida en el medio rural, un tipo de turismo que quiere poner en valor la cultura de los pueblos. “No queremos que el dinero que genere el turismo se quede aquí, en nuestra casa, queremos crear sinergias con la gente que hace vinos, aceites o mermeladas en Arribes y que la gente pueda disfrutar también de esos productos y conocer cómo se elaboran artesanalmente”, abunda la alcalaína.

Además, Alejandra, que es fotógrafa, y Omar, que es deportista, esperan poner en práctica sus conocimientos organizando talleres, rutas ciclistas y actividades que amenicen la vida de los visitantes y vecinos de Formariz una vez que su rancho esté en marcha.

Pero por encima de todo, la pareja de repobladores espera que su ejemplo “sirva para inspirar a más personas que estén pensando en mudarse al campo, al ver que una pareja joven se anima a apostar por vivir y trabajar en un lugar como Sayago, que más personas se animen a revitalizar la España rural”.

La ilusión de Alejandra, que se enamoró de Arribes y de la provincia de Zamora al ver el Duero desde el helicóptero de Jesús Calleja, sirvió para transmitir a la audiencia de “Volando voy” las sensaciones que trae el visitar este rincón de la península, fronterizo entre España y Portugal.

Formariz, Fermoselle y Fornillos protagonizaron el episodio en el que el aventurero leonés también promocionó el aceite y los vinos de Arribes, que conoció de la mano de la bodeguera y enóloga Charlotte Jane Allen, una inglesa que hace vino en Fermoselle –donde la conocen como “la francesa”– y que alabó las viñas centenarias de la zona. “Nada es normal en Fermoselle”, definió Jesús Calleja tras visitar la tienda de Julia y conocer a “Montero”, el amigo de Antonio Machín que guarda una huella de dinosaurio en su casa.

Las razas autóctonas de ganado, como la gallina castellana negra, el burro zamorano-leonés o las cabras “agrupación de las mesetas” también tuvieron su espacio en el programa que vieron más de 858.000 espectadores en su primera emisión. Pero sin duda, lo que quedará en la retina de los videntes, serán las imágenes aéreas de los Arribes del Duero que Calleja capturó desde su famoso helicóptero.

La caravana de 'Volando Voy' en su llegada a la presa de Almendra.

La presa de Almendra, admirada por la audiencia de Volando Voy

La presa de Almendra, entre Zamora y Salamanca, fue una de las protagonistas del episodio de “Volando Voy” sobre los Arribes del Duero. Jesús Calleja sobrevoló con su helicóptero la instalación hidroeléctrica de Iberdrola que sorprende por sus más de 200 metros que la convierten en la presa más alta de España, con una capacidad para albergar más de 2.600 hectómetros cúbicos de agua en su embalse. El encanto único de esta zona se grabó durante dos jornadas completas de trabajo, con un despliegue sorprendente de medios técnicos. La presa de Almendra forma parte del sistema hidroeléctrico Saltos del Duero. Su singularidad radica en que la central hidroeléctrica se encuentra a 15 kilómetros de distancia, en Villarino de los Aries, donde el agua llega a través de un túnel de 7 metros y medio de diámetro excavado en la roca. Bajo el granito del suelo, a 450 metros de profundidad, una central reversible es capaz de generar energía turbinando agua en un sentido o bombearla en sentido contrario, hacia el embalse, en función de la necesidad del sistema eléctrico.