Una mujer enciende velas en el interior del templo. | A. S.

El Arcipreste Jorge Flórez oficia la santa misa en La Tuiza. | A. S.

La explanada vacía del santuario de Nuestra Señora de la Nieves, la Virgen de la Tuíza, brindó ayer una imagen nada esperada en el día de su fiesta grande. La suspensión de todos los actos religiosos y festivos dejó una celebración para olvidar en tiempos de pandemia, por la imposibilidad de que sus devotos, incluso los más cercanos de Chanos y Lubián se pudieran acercar hasta el templo.

La última romería mariana de septiembre se despidió en silencio, como también se hará con la última del año, el primer domingo de octubre, en el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, en Otero de Sanabria al suspenderse todos los actos. Pese a todo, la devoción y del deseo de algunas personas se plasmó en una visita fugaz a la Virgen o a la primera misa de las once de la mañana, el rezo del Rosario, y una misa a la una de la tarde. Sin aglomeraciones, con mascarilla, gel y distancia social en la nave central que un día con sol que hubiera estado lleno.

Eva González, Ana Belén Nieto y María González recorrieron a pie los 11 kilómetros desde Castromil, de los dos barrios de Castilla y Galicia, para “no faltar a la tradición”. Se cruzaron con peregrinos de camino a Santiago y moteros, sorteando La Canda. Dos horas de camino para cumplir con la visita a la Virgen y “dar la limosna”. Las peregrinas se conformaron con la peregrinación porque “ni misa, ni merienda". El regreso fue más liviano, en coche.

En el interior del templo muy pocas personas entraron para seguir la misa, mientras que algunas personas –no más de una treintena- siguieron la misa por la megafonía. El arcipreste de Sanabria y Carballeda y párroco del santuario, Jorge Flórez, animó a “abrir las puertas del santuario para que no tengamos miedo a las circunstancias que estamos viviendo. Nos toca actuar con responsabilidad, nos lo están diciendo por activa y por pasiva. Somos duros de cabeza porque somos nosotros los que estamos extendido el virus, los que estamos haciendo mal las cosas, y tenemos que ser responsables, cuidar de nosotros y de los demás”.

Florez recordó que esto “no es una broma. Hay gente infectada que está muriendo, que ha muerto y que morirá a causa del Covid-19”. Los cristianos “debemos dar el testimonio de amor, por eso decía que nos dejemos contagiar de amor a Dios y a la Virgen María”. Animó a no avergonzarse de “rezar el Rosario en casa” y “venir al santuario y hacer oración”. El acto se cerró con la marcha de gaitas en diferido desde “Youtube” por la megafonía de la iglesia.