La misa dominical es el momento de reunión entre los vecinos en muchos pueblos, el acto social más importante de la semana para muchos fieles del mundo rural, especialmente entre aquellos de avanzada edad. Y sin embargo, en la localidad sanabresa de Robleda no se celebraba misa desde febrero, varias semanas antes de la declaración del estado de alarma en España. Hasta ayer.

Tras cinco meses con la iglesia cerrada llegaba el día de la patrona, santa Ana, y aunque no se pueden celebrar las fiestas patronales –las de Robleda están entre las más famosas de la comarca– la localidad no quería dejar pasar la oportunidad de al menos ver a su santa y rezar juntos en una fecha tan señalada. Pero la iglesia de Santa Cruz tiene un aforo muy reducido y, para no correr riesgos en una zona con una edad media bastante elevada, la solución pasaba por celebrar una misa de campaña.

La explanada existente entre las antiguas escuelas y el campo de fútbol se convirtió en un templo al aire libre muy digno para la ocasión.El alcalde de Barrio, José Miguel Cobreros Ramos; el presidente de la asociación de jubilados, Gregorio Losada González; y el alcalde-presidente del Ayuntamiento de Robleda-Cervantes, Francisco Rodríguez Oterino gestionaron el traslado y la organización del evento. El altar contaba con una pérgola para proteger al sacerdote del sol y varios ornamentos florales que dignificaban el lugar, y la proximidad del bar de la asociación permitió disponer de electricidad para los altavoces y de sillas para la feligresía, colocada a la sombra de los árboles del campo de fútbol guardando dos metros de distancia entre familia y familia.

No faltó ni un gaitero, Iván, de la provincia de León, y la imagen de Santa Ana llegó en un remolque para que todos los arbejeiros pudieran ver a su patrona en un día tan señalado para la localidad.

“Todo el mundo cumplió estupendamente los protocolos sanitarios, con sus mascarillas en todo momento y dejando sus nombres y teléfonos por si un hipotético positivo en COVID-19 obliga a hacer un rastreo”, valoraba satisfecho el alcalde al finalizar este acto al que acudieron 78 feligreses.

En estos tiempos de pandemia, la misa ha servido “para vernos unos a otros”, explica el alcalde, ya que Robleda “está más llena que un mes de agosto, lo sabemos por los datos de consumo de agua y porque se nota que las casas están habitadas, pero la gente es tan respetuosa que ni los ves por la calle, así que hoy al menos nos saludamos, aunque sea de lejos”.