Un domingo tranquilo en las playas del Lago de Sanabria, hasta el punto de que ayer en la playa principal, Viquiella, a las horas centrales de la mañana había unos 300 usuarios en la arena. Datos de aforo que constatan las personas encargadas de vigilar el cumplimiento de ocupación, aunque los estacionamientos a la una de la tarde reflejaban el cartel de completo para los vehículos.

La playa de Custa Llago disponía de aparcamiento y zonas para las toallas libres aún a primera hora de la tarde. Este fin de semana se completaba la plantilla dependiente del Ayuntamiento, de ocho personas, encargadas de los controles de aforo para las cinco playas de entorno del Lago, cuantificada en 2.406 usuarios.

El riesgo de tormentas retrajo la afluencia al Lago más el domingo que el sábado.

La afluencia del sábado sí fue completa a lo largo de la tarde, hasta el punto de que algunos usuarios prefirieron marcharse al ver la playa rozando el lleno y donde la presencia de moteros fue significativa en la carretera del Lago de Sanabria.

Presencia de motoristas

Aunque en esta ocasión no se celebró la concurrida Concentración Edición Internacional de Motos, que conmemoraba su XXVIII edición, sí hubo afluencia de amantes de las motos, de manera significativa en Ribadelago Viejo, sin llegar a protagonizar un encuentro multitudinario, como se había propagada en redes. El alcalde de Galende, constataba precisamente esa normalidad, con afluencia de motos pero sin quedadas masivas.

Con la incorporación de todo el personal "desde este fin de semana, ya estamos preparados para que se cumplan los aforos y por si es necesario el cierre o limitación en alguna playa". El alcalde describió la situación como "con más normalidad de la que podíamos esperar".

Las próximas semanas serán importantes para mantener el distanciamiento social y evitar un confinamiento por un nuevo rebrote de COVID-19. En los pueblos se ve una notable presencia de veraneantes sanabreses residentes en otras provincias que además de buscar las zonas de baño alternativo no van los fines de semana a las playas conscientes de que hay usuarios de otros puntos de la provincia o de otras comunidades.

En cuanto a la convivencia "la gente ha venido muy concienciada, respetando las normas de usar la mascarilla y no saludarse". El propio alcalde descartaba una "madrileñofobia" y señalaba algún caso puntual y reconociendo que "los madrileños son de nuestras familias", aunque también apelaba a cumplir las normas, especialmente en aquellos visitantes que vienen de provincias que se han visto más afectadas por la pandemia.