El lobo es en estos momentos una de las piezas estelares de la caza del país. Lo es por el limitado número de ejemplares autorizados y puestos a disposición de los cazadores, y porque se trata de una especie que solo existe y es cinegética en un contado territorio de la península ibérica, con Zamora, al norte del río Duero, como uno de los enclaves de mayor supervivencia y población.

El cupo de lobos autorizados en la provincia de Zamora para la temporada 2019-2020, suman un total de 29 ejemplares, repartidos por cinco de las 6 comarcas lupinas en las que se estructurado la provincia, quedando al margen Campos-Pan. En estos momentos, el cupo de lobos se ha cumplido en algunas comarcas, en tanto que en otras todavía están pendientes de completar su captura o se halla en los inicios porque hasta fechas recientes no han dispuesto de los pertinentes precintos.

Los seis ejemplares concedidos a los cotos de Sanabria se dan ya por capturados y, según fuentes implicadas, sin dificultades. Los autorizados en las comarcas de Benavente-Los Valles, Aliste y la reserva regional de Caza de La Culebra están en curso, y con tiempo suficiente todavía porque el plazo de captura no finaliza hasta el día 23 de febrero.

Fuentes naturalistas afirman que "parecen respetadas las manadas de lobos que son objeto de contemplación turística", las que dan juego y cumplen un papel en el turismo de naturaleza.

Es de tener en cuenta que, conforme a la instrucción publicada por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, sobre la caza del lobo, es preciso dar una cuenta rigurosa de los abates de este legendario predador para tener constancia delos cupos asignados y no rebasar el número.

Fuentes del sector de la caza han expresado el interés de ciertos cazadores por hacerse con el trofeo de lobo ante las limitaciones del cupo de cánidos y la polémica situación que atraviesa la caza de este superpredador. No esconden el temor de que las denuncias, los recursos y los fallos judiciales suspendan o acaben por impedir el aprovechamiento cinegético de la especie, al norte del Duero, donde todavía está permitida su caza por la Junta de Castilla y León. Tienen presente los cazadores que la caza del cánido quedó al margen de los aprovechamientos cinegéticos en la temporada 2018-2019 (cuestión que está en los Juzgados) y, por ello, la nueva oportunidad agilizó las solicitudes, las peticiones y los intereses por hacerse con un trofeo de la especie. Aunque sobre los precios manejados existe una cortina de intransparencia, algunas fuentes han llegado a mencionar cifras superiores a los 12.000 euros.

Las pasiones que despierta este animal en muy diferentes colectivos es motivo de que su gestión sea un asunto de enfrentadas posiciones y ardientes controversias.

Las organizaciones agrarias siempre han exigido un control del lobo para amortiguar los daños a la ganadería y reclaman que se cumplan los cupos fijados por la administración regional. E incluso apuestan por frenar su expansión territorial para mantener "a cero" zonas de ganadería extensiva donde el cánido perdió el suelo hace años.

El sector cinegético por es partidario de su caza como gestión. Caza en Abierto, con más de 22.000 hectáreas de territorio cinegético en la provincia, y que apuesta por una "caza responsable y destina íntegramente a gestión del medio natural y a gestión de los animales silvestres de las áreas de caza", pone de relieve que "el control poblacional del lobo es necesario e imprescindible para mantener un equilibrio en la fauna silvestre de las áreas de caza y gestión y evitar en lo posible daños a la ganadería". Señala, además, en su propia página que "nuestros censos de población de lobo, elaborados por personal cualificado, arrojan unas cifras que triplican en número la población de lobo máxima recomendada, por lo que la actividad cinegética para su control poblacional es obligada".

Estas circunstancias hacen que Caza en Abierto sostenga que "todos los abates que la autoridad competente en materia de caza autorice serán finalizados, ya sea por asociados temporales que adquieran estos derechos o por el personal autorizado por la Asociación, todo ello para la correcta gestión de nuestro entorno natural". Añade, además, que "alimenta durante todo el año (con alimentos certificados por sanidad) a las poblaciones de lobo en sus áreas de gestión para paliar en lo posible los daños a la fauna silvestre y a la ganadería, todo ello con capital privado (no subvencionado) y todos los ingresos que recibe por su caza los reinvierte en gestión del medio natural y de la fauna silvestre".

Desde el sector conservacionista se augura que la caza del lobo llegará a su fin. "Es el problema más grave que tiene la conservación en estos momentos" expresan.

Los datos manejados por la Junta de Castilla y León para la aprobación del Plan de Aprovechamiento del Lobo recoge un total de 45 lobos en Aliste, 72 en La Culebra 59 en Sanabria, 54 en Benavente-Los Valles y 29 en Campos Pan.