La fiesta de las primeras campanadas de fin de año en Puebla no podía arrancar con mejor preludio que la actuación de gaitas y percusión de la Banda de As Portelas de la Alta Sanabria. Su actuación llenó el templo de Nuestra Señora del Azogue de música, que debido a la singularidad del escenario sonó como en los grandes santuarios de los recitales.

Con las calles de la villa concurridas por la notable afluencia de público, no faltó el buen ambiente durante la fiesta de las precampanadas, que eran esperadas con paciencia y en una atmósfera festiva, musical y cultural.

Bajo la dirección de Jhonathan Ferreira, el público disfrutó de un repertorio de piezas musicales religiosas extraídas del cancionero de diversas catedrales, para proseguir con música popular de diferentes puntos de Europa, especialmente irlandesa, sin olvidar los acordes más galaicos del macizo. La acústica del templo ensalzó una espectacular actuación de la banda más internacional de la comarca.

Al finalizar la actuación, la Banda de As Portelas culminó el primero de los pasacalles, con orden y concierto, por la Rúa hasta el Arrabal. Lo hizo ante la expectación de cientos de visitantes y vecinos de la villa y de la comarca. Fue inmortalizada por decenas de móviles y un equipo de cámaras de televisión, y no precisamente de Mediaset, sino por encargo de empresarios y vecinos.

Sin tiempo para pensar en comprar todavía las uvas, o algo similar, la Comisión de Fiestas brindaba con el público congregado en la Plaza Mayor con chocolate caliente, para amenizar la espera del siguiente concierto. Un energético que fue bien recibido por quienes hacían frente a unas temperaturas llevaderas pero frescas.

"Vandalia Trío" actuó en el castillo de los Condes, dentro de la programación municipal de Navidad. Fernando, Irene y Pable hicieron enmudecer a los asistentes, que llenaron el salón para oír algunas de las notas de "Gen", el primer álbum de estudio de violín, flauta y contrabajo con una propuesta propia para maridar la música clásica con técnicas de "chops" "slap" o "flutebox". Tradición y vanguardia fluyeron en completo silencio entre melodías de jazz, rock, latin o flamenco.

Y la música no paró desde el encendido de las luces hasta el momento culmen de las uvas, que no eran tales sino la sorpresa preparada por los organizadores. Este preludio de las campanadas de final de año y comienzo del nuevo proporcionó a Puebla un ambiente entrañable.