El Observatorio "ha capturado 89 ejemplares (29 machos y 69 hembras) en 89 horas de trampeo con 4 nasas científicas en 6 parcelas de trabajo elegidas previamente por su valor ecológico; 5 fueron positivas. Además de cangrejos se capturaron involuntariamente 156 alevines de ciprínidos: escallos, barbos, bogas y bermejuelas, todos liberados de forma inmediata a su identificación. En este trampeo no se capturó ninguna trucha. La abundancia de cangrejos osciló entre 0,05 y 1,02 cangrejos/trampa-hora. Los máximos, en las parcelas aguas abajo de Santa Eulalia.

El tubo digestivo de los cangrejos se conservó para analizar su dieta. La especie se alimenta fundamentalmente de detritos vegetales y pastan sobre los biofilms de algas, cianobacterias y hongos que cubren superficies amplias del fondo. El crecimiento de estos tapetes microbianos se ve favorecido exponencialmente en los últimos años por el largo estiaje causado, sin duda, por los efectos del cambio climático.

La mayoría de los cangrejos, están parasitados por un gusano blanco que alcanza los 17. Se trata de un endoparásito de la cavidad torácica de los cangrejos, que no está dentro del tubo digestivo o las otras vísceras. Se está identificando el gusano con ayuda de especialistas del Museo Nacional de Ciencias Naturales y el CSIC. Los científicos analizarán si este parásito puede infectar a personas, mascotas o ganado. La introducción furtiva es posterior 2008, por tanto, es susceptibles de control y erradicación, al considerarse fuera del área de distribución en el momento de aprobarse la Ley del Patrimonio Natural de 2007.

Las condiciones de extrema escasez de caudales sufrida por el río en los últimos 5 veranos y otoños, además del incremento de aportes de nutrientes por falta de depuración de las aguas residuales influyen en su propagación. El río sufre, actualmente, un trimestre entero con temperaturas diarias promedio por encima de niveles tolerables para aguas trucheras. La pérdida de esta condición es clave en su agonía ecológica.