El futuro de la agricultura pasa por encontrar "un equilibrio" entre el agua disponible y el regadío. Hay el agua que hay, el almacenamiento es el que es y no queda otra al agricultor que buscar la eficiencia para rentabilizar las limitadas dotaciones, tanto de aguas superficiales como subterráneas.

El regadío de borrachera de antaño, pasó a la historia. "Hay un déficit de agua subterránea acumulado de los últimos cuarenta años próximo a los 3.000 hectómetros cúbicos, que es una barbaridad, y no se puede contrarrestar con la recarga. Lo mejor que tenemos es ser más eficientes", expresó ayer el comisario de aguas de la Confederación Hidrográfica del Duero, Ignacio Rodríguez Muñoz.

Lo hizo en el marco de una jornada sobre regadío, problemas y soluciones en la utilización del agua subterráneas y superficiales organizadas por la Unión de Campesinos COAG-Zamora, en su propia sede, y que fueron seguidas con gran interés y participación por numerosos agricultores y responsables de comunidades de regantes.

El presidente de COAG-Zamora, Lorenzo Rivera, que reprochó que haya quien haga "parecer que los agricultores la bebemos toda", manifestó que "somos conscientes del cambio climático porque lo vivimos en nuestras propias carnes. Hemos sufrido olas de calor cada vez más frecuentes, menos lluvias y lluvias torrenciales. "Tenemos claro que el regadío garantiza la continuidad de muchas explotaciones. Si no fuera por el complemento de unas hectáreas de regadío no existirían. El regadío garantiza una producción, fija población, crea empleo e inversión circular (maquinaria, abonos, fitosanitarios...) Tenemos un acuífero de Los Arenales y nuestro futuro está en que tenga agua. Y todos tenemos nuestros contadores y sabemos a lo que nos exponemos si cogemos más agua de la que tenemos" añadió.

El comisario de aguas, Ignacio Rodríguez, dejó claro que "hay que gestionar el ciclo hidráulico de forma conjunta, de acuerdo a la Directiva del Agua, con planes hidrológicos muy tasados y con la Comunidad Europea que evalúa todos los años y, si no se hace bien, sanciona o quita ayudas". Afirmó que "hay que cumplir con las prescripciones y todo en el marco de de una agricultura muy cambiante, de gran tecnificación del regadío y modernización en el campo". Una prueba de este cambio lo certificó con la vivencia de un presidente de una comunidad de regantes que hace años no admitía bajo ningún concepto "una dotación inferior a 8.000 metros cúbicos por hectárea y hoy no quiere más de 5.000". En la zona de Zamora las aguas subterráneas tienen gran limitación porque " los niveles están muy bajos, se puede hablar de hasta 25 y 30 metros, que es mucho volumen de agua".