La campana torera de Fermoselle sonó ayer con un sobretono como solo lo hace una vez en todo el año y metió a la población, de lleno, en la atmósfera festiva. "Anuncia que entramos en el mes de las fiestas de San Agustín", expresa uno vecino, que espera la actuación del campanero como el que paga un concierto.

Las campanas (pues son dos) repicaron con el seguimiento de un importante número de personas, que se repartieron entre la Plaza Mayor, donde tiene lugar el toque tradicional y oficial, y la Plaza de Santa Colomba, donde desde hace unos "trece o catorce años" se adquirió el compromiso de hacer lo propio con la campana de la torre del Reloj.

"¡Emilio, agarra la cuerda y tira del badajo!", gritó desde el suelo de la Plaza Mayor el concejal José Flores Bernardo, a la hora en que el gran reloj marcaba las doce en punto. El campanero, colocado en el tejado donde permanece el gran bronce, comenzó sin demora a golpear con el badajo una campana cuyo sonido es para Fermoselle como una voz bendita.

Todo el tendido de la plaza de madera en que se ha convertido el epicentro de la villa, repleto de gente, permanecía en silencio y con los ojos clavados en la figura que en lo alto ejercía un oficio exigente. "Se toca con las dos manos y hay que ponerse para atrás porque si no el badajo se echa para los lados y hace un ruido muy feo" expresó Emilio Díez Pordomingo, "el campanero oficial", que ayer estrenó una camisa roja como una rosa con el título a la espalda.

Fueron diez minutos intensos, con unos segundos intermedios de toques muy suaves y comedidos, que el público escuchó extasiado, no pocos con los móviles inmortalizando el acontecimiento. El campanero recomponía a veces la posición de cuerpo y manos, pero sin menguar el ritmo ni alterar la precisión de los golpes y repiques. "Tiene energía el tío, sí señor" manifestó un espectador.

El sol era de justicia y el toque lo seguían, como el que examina, por quienes están en los asientos de puro granito situados en el exterior de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y que son un Mentidero y una Universidad, pues ahí la palabra es vida.

También a las 12.00 horas, Ismael Robles "El Gallito", tamborilero, amarró el badajo de la campana de la Torre del Reloj para airear con los toques que Fermoselle inicia las fiestas. En Santa Colomba la población entra en danza desde el primer momento porque en la plaza mismo se monta una barra y se reparte vino y aperitivos a todos los presentes. Es de resaltar que a este campanario se escala a través de una escalera de caracol que es un ejemplo de maestría. Los peldaños de granito se ofrecen tallados e instalados por un verdadero artífice que despreciara el error. El Ayuntamiento, presidido por el alcalde José Manuel Pilo, repartió ayer el programa de "Fiestas". "Sintámonos orgullosos de nuestra pertenencia. Potenciemos nuestros valores y recursos endógenos. Exijamos los derechos que nos corresponden ante los poderes establecido sin ataduras y sin complejos. Nuestra unión nos hará fuertes", expresa el regidor en uno de sus párrafos del saludo con el que se abre el programa.

Con motivo de la celebración del 6º Concurso "de Tapas" por Fermoselle, que se realizará del 16 al 21 de agosto, ayer tuvo lugar una cata a ciegas, en la que ocho jurados, elegidos entre personalidades de la zona, procedieron a valorar las delicias preparadas por bares.

La villa de Fermoselle mostraba ayer en sus calles muchas caras conocidas, de naturales que dan fe de su arraigo en invierno y en todo mes, pero también de jóvenes y personas que llevan a la villa en los genes y que retornan a la capital de Arribes cada agosto.