Los vecinos de Ribadelago estuvieron ayer más atentos a las campanadas de la torre de la Iglesia y a los cohetes que a las sirenas de la prueba de sonido desarrollado por Endesa en las presas de la sierra Segundera. Los dos pueblos, el Nuevo y el Viejo, se reunieron para seguir con los festejos de san Juan y la Virgen del Rosario, que ayer procesionaron para conmemorar la fiesta local.

La señal internacional de evacuación llegó clara y nítida a las 12:15 a la Plaza de España, con la indicación de que se trataba de un simulacro, cuando los primeros vecinos del pueblo Viejo llegaban a la plaza para dirigirse a la iglesia. El vecindario, en general, estaba alerta del simulacro pero en el pueblo Viejo alguno estaba algo despistado. Esta iniciativa se realizó bajo control del Comité de Seguimiento, dirigido por Junta de Castilla y León, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias y la Confederación Hidrográfica del Duero, junto con la empresa ENDESA y el Ayuntamiento de Galende, en procesión por las presas.

Para los primeros vecinos la prueba de simulacro "está bien" y es bien recibida, aunque entre risas piden que cese "el sonsonete" que envuelve la Plaza. A diferencia de los simulacros anteriores esta vez no hubo equipos de seguimiento ni en la plaza ni en el paseo del pueblo viejo. Tampoco hubo personas que, por curiosidad, se encaramaran al punto de reunión ni en el pueblo Viejo ni en el Nuevo.

La mayor parte de los dos vecindarios estaban con los últimos preparativos del atuendo para la fiesta. Tras unos minutos las que unas pocas puertas se abrieron al unísono con la sirena y satisfecha la curiosidad, el ritmo de los preparativos siguió su curso. Algunos vecinos fueron al consultorio, era día de médico, otra vecina volvía con las recetas, una más tenía que mandar unas gafas a reparar a Puebla.

El grueso de las comprobaciones se llevó a cabo en las presas de Puente Porto, Playa, Garandones, Cárdena y Vega de Conde con la asistencia de responsables de Endesa, Protección Civil, Guardia Civil, Confederación Hidrográfica y Ayuntamiento de Galende. La sirena de Moncabril se oye con nitidez en los dos cascos urbanos, aunque los dos pueblos cuentan con su propia sirena. La del pueblo Nuevo está ubicada en el tejado del Cine. A las doce se oían con nitidez los repiques de las campanas de la torre del Concejo de pueblo Viejo que repicaban a fiesta, con La Molinera, como himno interpretado a manos de Avelino Puente.

La Historia del pueblo, con mayúsculas, sigue viva a tenor de la expresión de una vecina "el día que haga falta ni se oirán" aunque en general se da por buena la red de alerta en un pueblo que ya sabe lo que es una inundación por la rotura de la presa sobre sus cabezas.

Media hora más tarde, la sintonía del campanario electrónico llama a los vecinos a la misa, que comenzaba puntualmente a la una, tras una salva de cohetes lanzados por Fidel Parra en la plaza. Todos los sonidos en la Plaza de España anunciaban más un motivo de fiesta que un motivo de evacuación, aunque fuera simulada.

Y tanto ruido, en medio de un día de nubes que amenazaban lluvia, fue para bien porque permitió que la procesión con las imágenes de san Juan Bautista y la Virgen del Rosario pudieran salir del templo y hacer el recorrido de un tirón, por la calle principal de Dos Castillas, hasta la torre de la iglesia del pueblo viejo, donde los fieles rezaron una oración dirigida por el párroco, Miguel Ángel Rodríguez Orduña, en recuerdo de todos los difuntos del pueblo. Unos rezos saludados desde el nido de las cigüeñas en lo alto del campanario. La procesión continuó por la calle Tera, asomándose al río, y por la calle Segundera.

Unas 90 personas participaron de los actos en el interior de la iglesia y se echó en falta alguna "moza" más que pudiera hacer los relevos para llevar a la Virgen del Rosario, que celebraba ayer su fiesta. El lunes, día de san Juan, la procesión no pudo salir por la lluvia que arreció todo el día. Un deseo del que ayer sí pudo resarcirse el vecindario.