El apicultor Juan Carlos Iglesias Marcos denunció ayer la muerte por asfixia de 203 colmenas de uno de los tres colmenares trashumantes que tiene instalados en una de las pedanías del término de Robleda Cervantes. Con ánimo de hacer el mayor daño posible a la colmena, el autor de estos hechos delictivos cerró intencionadamente los dos piqueros de las 200 colmenas, por los que entraban y salían las abejas, atrapando en su interior a toda la colonia.

Las abejas murieron por las altas e inusuales temperaturas que se registran en la comarca, por encima de los 25 y 26 grados. Un segundo colmenar se salvó de la muerte total pese a que también trataron de asfixiar a las abejas, de la misma manera, cerrando los dos piqueros. Los hechos fueron denunciados ayer ante la Guardia Civil para iniciar la investigación de estos hechos.

El pasado viernes el apicultor cacereño Juan Carlos Iglesias revisó por última vez los colmenares y alimentando a las abejas, sobre las once de la mañana comprobando que todo estaba normal. A las 7:45 de ayer miércoles se encontró con todo el desastre en la explotación. Este apicultor recalcó que "llevo 23 años poniendo colmenas trashumantes desde Cáceres, con todos los permisos y las autorizaciones en regla en los mismos sitios". El pasado año también le asfixiaron 160 colmenas en Palacios de Sanabria, en este caso de su hermano, ya que son dos familias que se dedican a la apicultura.

El cierre de los piqueros estaba perfectamente calculado para provocar el máximo daño, entre el oscurecer y el amanecer, cuando todas las abejas están en el interior de las colmenas. Ha cogido las colmenas en primavera en pleno periodo de crecimiento y cría, con un núcleo de abejas considerable, entre 25.000 y 50.000 abejas por colmena, en un abanico amplio de entre 5 y 10 millones de abejas.

Las sospechas recaen "en apicultores de la zona que no quieren trashumantes porque ponen estratégicamente los colmenares para que no hagamos la trashumancia". La situación se ha agravado en los últimos cinco años. Iglesias subrayó que "nosotros contribuimos con todo, con el pago de tasas y permisos. Nuestras colmenas tienen las guías veterinarias y el tratamiento sanitario legal autorizado por nuestra comunidad (en este caso Extremadura) ".

El afectado recalcó, ante las acusaciones de apicultores estantes de introducir enfermedades, que "ningún apicultor quiere enfermedades en sus colmenas porque merma la producción, cualquier apicultor se preocupa del tratamiento de las colmenas. Hacer esas acusaciones es de apicultores nada profesionales".

En este conflicto entre apicultores trashumantes y estantes "las administraciones que saben de estos daños y enfrentamientos no están haciendo nada, no están interviniendo porque no quieren que se solucione el problema entres trashumantes y estantes". Para este veterano apicultor la convivencia es posible porque hay espacio para trashumantes y en su caso lleva más de 25 años trashumando con los colmenares hacia la comarca de Sanabria y otros puntos de Castilla y León. Los problemas se han acrecentado "con la normativa que delimita el área de pecoreo".

Además de la denuncia por daños ante la Guardia Civil se ha comunicará al seguro que efectúe el peritaje de los daños, que serán importantes y cuantiosos. El apicultor implementará medidas de protección para evitar hechos similares.

En 2016 se registró otro hecho similar en San Vitero, comarca de San Vitero, comarca de Aliste, donde aniquilaron 430 colmenas de una explotación oriunda de Salamanca, donde se calcula que podía haber 25 millones de abejas.