La Consejería de Fomento y Medio Ambiente del Junta de Castilla y León dotará de cepas hipovirulentas a todos los castañicultores alistanos que así lo deseen con vistas a evitar en la medida de lo posible que la enfermedad del chancro se propague y acabe con uno de los árboles más típicos y productivos de la Raya, el castaño. Así se expuso en la jornada formativa sobre los riesgos fitosanitarios del castaño y el control biológico del chancro celebrada en Alcañices, donde tres técnicos de Cesefor -Roberto Rubio, Elena Blanco y Liliana Fernández- analizaron ante una nutrida presencia de castañicultores alistanos la problemática del chancro y el pasado, presente y futuro de castaño.

La organización corrió a cargo de la Fundación Cesefor con el apoyo de la Junta de Castilla y León y la colaboración de la Mancomunidad Tierras de Aliste cuyo presidente, Javier Faúndez Domínguez, estuvo presente en la jornada.

Allí estuvieron castañicultores de diferentes pueblos como Sarracín, Alcorcillo, Valer, Alcañices, Trabazos, Sejas, Samir de los Caños, San Pedro de la Herrerías, San Mamed, Bercianos, Santa Ana, Ribas, Rábano, Viñas, San Martín del Pedroso, Rabanales y San Juan del Rebollar.

La preocupación y la desesperanza reina ya entre la mayoría de los castañicultores alistanos que un día sí y otro también tienen que enfrentarse a la muerte de alguno de sus arboles ya sea a causa del chancro americano o de la tinta, a lo que se está sumando la llegada ahora de la avispilla del castaño.

Los técnicos de Cesefor hicieron especial hincapié en la biología: el chancro penetra a través de las heridas (de poda), grietas y cicatrices, aparecen síntomas de puntisecadao, áreas rojo-amarillentas en ciertas zonas de ramas y tronco causadas por la desecación de los tejidos, y posteriormente esas zonas se arrugan y agrietan.

Hay que tener especial cuidado con las pístulas, amarillas o anaranjadas, donde se sitúan los cuerpos de fructificación asexual (picnidios) y sexual (peritecios) del hongo. Las esporas suelen ser arrastradas por el viento y la lluvia e incluso por la fauna , Tras la germinación (entre 18 y 38 grados centígrados) el micelio se desarrolla rápidamente bajo la corteza, produciendo la muerte de brotes y ramas o del árbol completo.

La prevención es vital, informar y formar: "Es necesario dar a conocer los procesos infectivos del hongo y evitar su propagación". Para ello se aconsejó tener siempre muy presente la higiene en todas las labores selvícolas: desinfectar todos los instrumentos de corte (con lejía o alcohol del 50% al 70%), los cortes de poda o repeces deben ser limpios y permitir la evacuación del agua de la lluvia y sellarse las heridas con productos tipo mástic con acción fungicida: mejor oxicloruro de cobre. Los restos de las podas y cortas han de quemarse y los injertos se habrán de realzar de manera que ocasionen las menores heridas posibles (ejemplo el de yema) y siempre controlar el origen del material vegetal.

Llegados al tratamiento biológico se hará con inoculación de pies de castaño con cepas hipovirulentas de "Cryphonectria parasitica". El chancro virulento produce la muerte de ramas, tronco y ramillas mediante el anillamiento y destrucción de los tejidos subcorticales, el hipovirulento ocasiones limitadas que el castaño logra contener. Ambos son compatibles si pertenecen a la misma cepa y para ello es necesaria la unión de las estructuras filamentosas de los dos hongos.

La inoculación con cepa hipovirulenta se inicio entre 2005 y 2011 y se reanudó en 2017 y 2018 en varios lugares de Castilla y León, entre ellos Aliste.

La inoculación habrá de hacerse en pies con futuro, mayores de 8 centímetros de diámetro, y hasta tres chancros por castaño, con limites del chancro bien definidos y se tratarán pies en las zonas afectadas por cepas CL1 y CL3. Los chancros en rama con límite superior siempre claramente definido y en fuste podrá llegar a la base: recomendable sea de dimensiones reducidas.

Para la inoculación se realizarán agujeros con sacabocados, con profundidad de 3 a 5 centímetros y separados como máximo 4 centímetros entre sí. Se incorporará pasta con inoculo en cada orificio y se tapará cada agujero relleno con un pedazo de cinta de carrocero. Luego se desinfectarán con alcohol el saca bocados y demás herramientas empleadas. Los tubos de inoculo se mantendrán refrigeradaos.

Hasta el momento los resultados son esperanzadores: con un 92% de efectividad en el control de chancros inoculados. No obstante se cree que es muy importante la colaboración del propietario, no cortando el castaño inoculado, no raspando ni aplicando ningún producto sobre los chancros que hayan sido tratados.