Una veintena de jóvenes de Fuentesaúco han destacado por méritos propios como los grandes protagonistas de estos días en la villa por la vitola que supone el ser quintos. Este memorable momento de la vida les llevó a proyectarlo públicamente y a hacerse ver y notar con sobrada energía y euforia.

Como es tradición, el viernes los quintos procedieron a buscar "la enramada" en uno de los pinares de la zona. En la foresta recogieron los ramos con los que construyeron la particular enseña a las quintas que, igualmente, correspondieron colocando "paja y harina" en la puerta de los quintos. La jornada de ayer estuvo marcada por el recorrido del animado grupo por las calles de la villa saucana, acompañados con los sones de una charanga que elevó aún más la alegría de todos y de cada uno de la quintada. Las noches fueron ambientadas con la música de una discomóvil en el salón de baile.

Es una etapa de la vida que los nacidos en el mismo año celebran y festejan con una amistad que prevalecerá durante el resto de los años porque se forjan unos lazos inolvidables. Quintos y quintas han plasmado esta unión y conjunción con unos carteles donde se muestra a cada uno de los protagonistas en sus edades infantiles y acompañando la misma con breves referencias que dan fe de su identidad y de su raigambre saucana.