Nuestra Señora la Virgen de Fátima acogió ayer bajo su manto y protección divina a cientos devotos de España y Portugal llegados hasta el paraíso natural de la ribera del río Manzanas (Jardín de Aliste), para venerarla con sus rezos y ofrendas, coincidiendo con el día propio de su aparición en Cova de Iría a los hermanos pastorcillos Francisco, Jacinta y Lucía hace 101 años.

La romería hispano lusa promovida por la aldea trasmontana de Petisqueira (Concelho de Braganza) y la localidad alistana de Villarino Manzanas (Municipio de Figueruela de Arriba) se celebra desde su creación, haces ya 33 años, coincidiendo con el domingo anterior a la fecha de la aparición. Este año la celebración ha sido aún más especial pues ha coincidido con el día propio de Fátima: el 13 de mayo.

Repicaron las campanas de bronce a orillas del río Cabrón, rompiendo los sonidos del silencio de "Peña Mira", en pleno corazón de la Sierra de la Culebra, llamaron a la fiesta y a las 12 de la mañana salían las procesiones, la lusa desde Petisqueira, la española desde la iglesia parroquial de "Santa María Magdalena". Villarino Manzanas, un pueblo afectado por la sangría de la despoblación resurgió por un día de sus cenizas y los emigrantes se unieron a los residentes en su día más importante del año.

La comitiva romera hizo camino al andar, paso a paso, sin prisa pero sin pausa, por la frondosa ribera, al melódico y ancestral ritmo de las tonadas alistanas de las gaitas de fole, las dulzainas y los tamboriles, gracias a los integrantes de la agrupación alistana de folclore "Manteos y Monteras" de numerosos pueblos y "Gaiteros y Más" de Zamora.

Hombres y mujeres se turnaron para llevar a la Virgen de Fátima, bajo el tronar de cohetes y bombas, hasta el paraje de "El Tablao". Allí, en la pasarela móvil, sobre las aguas internacionales del río Manzanas, tuvo lugar reencuentro y venias entre imágenes y devotos de Petisqueira y Villarino, regresando en procesión al cercano santuario, donde Marcelino Gutiérrez Pascual oficio la misa, presidida por el obispo de la Diócesis de Zamora Gregorio Martínez Sacristán. Día romero con familias disfrutando de una apacible jornada para la comida campestre y donde el mercado internacional y devoción volvieron a cautivar y cultivar el intercambio social, religioso, cultural y comercial entre España y Portugal.