Para conocer a Dani Keral hay que adentrarse en su blog "Un viaje creativo" y embarcarse en un original recorrido por el mundo que le ha valido, por ejemplo, el Premio Internacional de Comunicación Turística al mejor "Blog Revelación". Su interés por contar historias le llevó a recorrer pueblos alfareros de Zamora para el documental "Almas de barro". Y ha vuelto, ahora a Gamones de Sayago para contar un curso de artesanía donde confluyen dos culturas: Oriente y Occidente. Dani Keral elogia el poder inspirador de Sayago, el encanto natural de los Arribes y las grandes oportunidades que se abren a un territorio "muy desconocido".

-¿Por qué recala en un rincón de Sayago una persona tan viajada y de mundo?

-Hace unos años que conozco la zona porque vine a hacer un documental sobre la alfarería de Zamora, centrándome en Sayago, Aliste y Tierra del Pan. En "Almas de barro" hablo de la historia alfarera, pasado, presente y futuro, con referencias de Carbellino, Moveros y Pereruela. A Gamones llegué como un ejemplo de la cerámica con aires renovadores, que es el futuro. Me interesa especialmente contar historias relacionadas con el arte y a partir de la experiencia en Zamora me ha ido interesando más la alfarería y cerámica.

-¿Pero por qué es tan sugerente entonces la actividad creadora a través del barro?

-Sobre todo por el hecho de que es una expresión humana; todo lo que venga de lo humano y de contar esa experiencia me interesa, ya sea a través de la pintura o como en este caso del barro, que es una sensación de contacto muy con la materia que también somos nosotros. Es interesante ver cómo en cada lugar del mundo varía esa forma de expresión. Cuando veo a estos alfareros realizando sus propias creaciones veo diferentes voces comunicándose, expresando sus sentimientos, pero también veo toda una historia que viene de generaciones, es lo que me atrae.

-Sayago se presenta como un paisaje inspirador ¿dónde cree que reside el atractivo?

-Las nuevas generaciones, donde me incluyo porque soy del 84, estamos más relacionadas con el medio urbano. Hay desconexión con la tierra, tenemos contacto con medios artificiales, pero cuando llegas a un sitio como Sayago te das cuenta de que es la naturaleza la que manda y te está transmitiendo muchos más mensajes que una ciudad. El de la ciudad es un mensaje humano, pero en territorios como Sayago son los animales, las plantas que crecen de forma salvaje. Esos elementos atraen a los que llegamos aquí. Es tan inspirador que hace salir la parte más personal e íntima de cada persona.

-Pero hablamos de un territorio muy despoblado que también necesita futuro, ¿dónde lo puede encontrar, acaso en un turismo rural sostenible?

-Sin duda. Aquí hay una cantidad de bienes y tesoros que se pueden potenciar, no solo a nivel de artesanía sino por diferentes vínculos como la astronomía o con esas tradiciones tan señeras como la Semana Santa. Son elementos propios de Zamora, la pena es que hay algunos no se están cuidando ni potenciando tanto, cuando pueden suponer un atractivo para gente que está realmente interesada en conectar consigo misma y con una naturaleza. Creo que sería muy acertado potenciar esta opción, yo lo intento siendo altavoz a través de vídeos y artículos. Hay mucha gente que desconoce los valores de zonas como Sayago y los Arribes del Duero y se sentiría muy atraída por este tipo de actividades, este entorno y toda esa unión de diferentes propuestas.

-A pesar de ser reconocido como Parque Natural o con la flamante declaración de Reserva de la Biosfera ¿por qué espacios con similares características están mucho más potenciados y divulgados?

-En otras comarcas de España veo que potencian muchísimo más sus valores, le dedican más atención. Sucede en zonas de Asturias o Andalucía donde se ve que las administraciones dedican esfuerzos potentes para que lleguen a la gente y quizás eso es lo que falta en Zamora. En mi caso apenas sabía nada de esta provincia y de las zonas donde he hecho el reportaje de los alfareros; me ha tocado indagar mucho porque no es algo que te llegue. Y cuando lo conoces ves lo interesante que es todo este territorio. Es una lástima porque aquí hay mucho de lo que se puede hablar, otras provincias lo están haciendo y Zamora está desperdiciando esa oportunidad.

-¿Ni siquiera la marca Arribes tiene cierto grado de conocimiento?

-Se ve, pero lo vinculas más con Salamanca. Con Zamora y Sayago hay que explicar que existe otro territorio unos kilómetros más arriba que es sensacional. Esa marca Arribes quizás está más vinculada con el otro curso del Duero y eso es algo que Zamora debiera reivindicar, que Arribes del Duero no es solo Salamanca y sobre todo que aquí hay un tesoro que no es solo ya natural, sino también cultural y artístico que habla de una región diferente. Porque eso es lo que mucha gente en España va buscando, su patrimonio y su cultura y aquí hay una representación importante y muy singular.

-Existen ejemplos de ese poder seductor de esta comarca con personas y familias que conocieron Sayago en una visita turística y aquí se han quedado.

-Es que es un territorio muy atrayente. Creo que los que se atreven a quedarse son los que realmente tienen más ganas de descubrir y se han dado cuenta, estando en una ciudad, de que hay un mensaje que les está faltando. Llegar a un territorio como Zamora y dejar que te hablen los elementos que componen nuestro entorno es algo maravilloso.

-Pero algo está fallando, no hay población y muchos sayagueses buscan oportunidades fuera, se marchan porque aquí no las ven.

-Quizás porque ha habido cierto abandono a la hora de cuidar este patrimonio. Si se hubiera hecho, a lo mejor los jóvenes no tendrían que recurrir a grandes ciudades para buscar una forma de subsistencia. Se quieren buscar la vida de otra forma, pero muchos no saben lo que quieren hacer y prueban en la ciudad porque creen que tienen más opciones que aquí no ven. Hay otros lugares del mundo donde el entorno rural tiene la misma importancia que el medio urbano. Por ejemplo en Japón, donde se da un gran valor a la cultura rural, eso lo cuidan muchísimo. Tendemos a considerar la ciudad como el lugar donde sucede todo y vemos a los que se quedan en los pueblos como los que se atreven, los arriesgados.

-No extraña tampoco ese concepto si uno se detiene en las grandes carencias de servicios en el medio rural, que sus habitantes sufren a diario. Escuelas, medicina o nuevas tecnologías en franca desventaja.

-Es cierto. Hay que dar la opción a que la gente pueda decidir si quiere estar en un entorno rural o urbano, pero si solo existe la opción de ir a un entorno urbano para poder buscarse la vida se está descartando la otra alternativa ya directamente. Es verdad que esa carencia de servicios es una complicación y una limitación muy importante. Ahí es donde deben estar las administraciones atendiendo a un mundo rural y dotándole de servicios e infraestructuras, que es lo que está faltando.

-Se tiende muchas veces a ver al mundo rural pensando solo en el turismo o las visitas del fin de semana, pero el real es el de las personas que viven todo el año y dan vida a los pueblos.

-Claro, el turismo rural es un potencial para estas zonas como lugar para descansar, de fin de semana, un lugar de retiro, para desconectar. Otra cosa es vivir y hay que garantizar condiciones dignas y servicios esenciales para poder desempañar sus trabajos y su vida.