La iglesia de Santa Eulalia de Tábara ya sufrió un robo el día 9 de diciembre de 2009. En aquella ocasión primero intentaron entrar por una vidriera, tras arrancar una verja, y al no poderlo conseguir lo hicieron por una ventana de madera cercana. Esa misma noche entraron al corral de un vecino donde mataron un gallo, aunque no se lo llevaron, lo dejaron allí.

Los amigos de lo ajeno robaron entonces alrededor de 800 euros que los devotos habían ido depositando día tras día en el lampadario, cuya cerradura forzaron.

Sin embrago, los daños colaterales acarrearon grandes gastos económicos, pues se destrozó una de las tres valiosas vidrieras neoclásicas realizadas en su día por la Unión de Vidrieros Artísticos de Irún, cuyo coste sufragaron los propios vecinos de Santa Eulalia de Tábara. Concretamente la vidriera destrozada era la que representaba al titular Santo Tomás. Las otras dos vidrieras muestran a Santa Eulalia con el símbolo del horno donde fue quemada y frente al sagrario está la de la Resurrección de Cristo. Su valor lo refrenda que fueron realizadas mediante técnicas usadas en el Renacimiento, como el vidrio cocido y las tintas.