La pesca de la trucha, que comenzará el día 1 de abril, está en el punto de mira de miles de aficionados pero ya no corren los tiempos de abundancia ni libertad de antaño para conseguirla. Ahora es un joya que escasea en los ríos, los escenarios donde habita se cuentan pronto y, en muchos de ellos, hay que devolver la captura de nuevo a las aguas.

El servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León pretende aclarar todas las posiciones y, antes de nada, en un cuestionario publicado al respecto, justifica la promulgación de una nueva Ley de Pesca no solo "en la adecuación de la regulación normativa a la nueva forma de vivir y a la realidad social del momento", atendiendo "a un aprovechamiento sostenible de los recursos pesqueros"; también se aferra al criterio de que la nueva ley "tiene que respetar a los ciudadanos que no son pescadores y su derecho a ríos limpios, vivos, con poblaciones de peces sanas y sostenibles".

Aunque resalta la estimación de la trucha común "como especie de interés preferente por su importancia ecológica y recreativa", la Junta de Castilla y León reconoce que "a pesar de los esfuerzos realizados hasta la fecha en materia de mejora y conservación de nuestras masas de agua, la realidad es que las truchas en Castilla y León no se han recuperado satisfactoriamente ni podemos hablar de la sobreabundancia de pesca que se disfrutó en la década de 1960 o 1970".

Medio Ambiente asegura que "la trucha común es la especie más demandada por el pescador, y por tanto ]a que más presión y mayor grado de amenaza soporta". Para realzar su valor patrimonial aluden a que "los científicos afirman que la trucha de Castilla y León es un auténtico fósil viviente, capaz de superar periodos geológicos desfavorables y adversidades ambientales, distribuyéndose en las aguas de una manera amplia, pero escasa en cuanto al número de ejemplares actuales". "Que la trucha común perviva y pueda ser disfrutada por las siguientes generaciones es un compromiso de todos: de las administraciones, como garantes de la preservación del medio ambiente, y de los usuarios de los ríos, por la utilización del recurso que realicen".

Modalidad en alza

Medio Ambiente subraya que "la pesca sin muerte es una modalidad que cada vez tiene más aceptación entre los pescadores deportivos y recreativos del mundo desarrollado". Añaden que "permite disfrutar de la naturaleza y de la pesca, mientras brinda la posibilidad de devolver el pez vivo al agua con unas mínimas lesiones en la boca y un leve estrés para el animal, consiguiéndose altas tasas de supervivencia, para que esa trucha pueda volver a ser "disfrutada" por uno mismo u otro pescador". Repara en que esta práctica "no debe ser una obligación, sino una opción de cada pescador", y piden un respeto para quienes prefieran el ejercicio tradicional. Cuestiones personales y de edad deben ser respetadas. Esta nueva Ley de Pesca "no quiere ser una herramienta de expulsión para aquellos pescadores que no comulguen con estos principios de pesca sin muerte. Para estos pescadores, en casi todos los ríos y comarcas, se han reservado ciertos tramos donde sí que es posible, dentro de un ordenado aprovechamiento, la extracción de ejemplares de truchas sin comprometer la supervivencia de las poblaciones de la zona". Así, exponen los autores del cuestionario, "la pesca con muerte se podrá realizar, dentro de las aguas trucheras, en los cotos de pesca existentes, en cotos intensivos y en las Aguas en Régimen Especial Controlado (AREC), que son tramos de río donde los estudios e inventarios permiten una extracción sostenida de trucha común y de otras especies. Para garantizar ]a sostenibilidad del recurso, estos tramos se encuentran limitados en cuanto a un aforo diario de pescadores y a cupo de capturas. Para disfrutar de una jornada de pesca en estas aguas deberá obtenerse un pase de control gratuito".

La comunidad de Castilla y León cuenta con 8.314 kilómetros de aguas trucheras pescables, de las cuales 6.893 km, el 66%, son aguas de acceso libre (donde se practicará la modalidad de pesca sin muerte). Existen 121 cotos que, en longitud, representan casi el 10% de las aguas trucheras pescables, y otras 96 Aguas en Régimen Especial Controlado (AREC), que suponen otro 10 % de las aguas trucheras pescables. Además, el 1 % de las aguas se ha reservado para competiciones deportivas, eventos sociales de ayuntamientos ribereños y para acceso del público general a través de la figura de Escenarios Deportivo Sociales (EDS).