Sanzoles se convirtió ayer en epicentro multicultural durante la convivencia escolar, que en esta edición giraba en torno al icono sanzoleño, el Zangarrón, con la excepción peculiar que por primera vez salían a la calle dos zangarrones; uno mayor, el clásico y tradicional, que representaba Héctor Prada, y el más pequeño, que lo hacía Diego Prada, ambos de Sanzoles.

Escoceses, rusos, africanos o chinos asistieron en directo al tradicional baile del Niño, que se celebraba también por primera vez representado por ocho críos de Sanzoles, ataviados como manda la tradición con camisa blanca, pantalón negro y la banda de la seña bermeja.

Era el tamborilero de Sanzoles, Tanis Hernández, el encargado de la música que se podía escuchar en la Plaza Mayor, donde se realizaba la escenificación más pura del Zangarrón de Sanzoles, con un nutrido grupo de pequeños que, con sus cencerros, azuzaban y escapaban a su vez del Zangarrón, al que perseguían tratando de romper las vejigas que colgaban de su cintura, y que son un elemento más del traje multicolor que adorna esta figura tan emblemática del calendario festivo de la provincia, y que anualmente protagoniza la fiesta de esta localidad, El Zangarrón, el 26 de diciembre.

160 escolares, procedentes de Moraleja del Vino, El Perdigón, Venialbo, Madridanos y Sanzoles, vestidos con la indumentaria representativa de distintas partes del mundo, junto a los treinta profesores del CRA Moraleja del Vino, participaban activamente de la fiesta, animando el ambiente de este pueblo, con un programa de actividades que comenzaba con diferentes juegos a cargo de los profesores de educación física, y a los que seguía una chocolatada con bizcochos, y posteriormente el divertido y variopinto desfile carnavalero, que partía de la escuela, recorriendo la calle central del pueblo hasta la propia Plaza Mayor, en la que se citaban además de los que conformaban el pasacalle, padres, vecinos y curiosos, que disfrutaron de una puesta en escena espléndida, con especial protagonismo de los niños de Sanzoles, los zangarrones, y la propia alcaldesa, María Mulas Cecilio, que se integraba activamente en la jornada de convivencia que se vivía ayer en Sanzoles del Vino.