Los desterrados de Argusino de Sayago regresaron ayer a la ermita de Santa Cruz para celebrar la ya tradicional romería que les permite mantener en vida el recuerdo de pueblo anegado por las aguas del embalse de Almendra, en septiembre de 1967, reunirse y compartir emociones con otros trasterrados. Por primera vez quedaron sin procesionar hasta el embalse por causa de la persistente lluvia, debiendo cumplir con los ritos en el interior del templo.

Los desplazados regresaron en muchos casos acompañados por hijos o familiares, y en el encuentro estuvieron arropados por vecinos de los pueblos cercanos que hoy día son la nueva patria de algunos argusinos, así como respaldados por algunos alcaldes de la zona o autoridades como el subdelegado del Gobierno, en Zamora, Jerónimo García Bermejo.

La lluvia marcó y deslució una jornada típica de disfrute campero e hizo mantener a mano o sobre las cabezas los paraguas, pero no retrajo a los romeros del desaparecido núcleo humano de asistir a una celebración de carácter entrañable y de firme devoción.

Oresta Pascual, de 79 años, es una de las asistentes. Afirma que uno de los efectos más dolorosos de la desaparición del pueblo "es que las familias debieron desperdigarse por diferentes pueblos y lugares. Cada uno marchó para un sitio. Fue muy triste".

Josefa Natividad Pino, de 80 años y residente en Muga, asegura que "del pueblo de Argusino no se me olvida nada".

Glorialdo Peños sigue llevando las riendas de una celebración consolidada tras unos inicios un tanto convulsos y gracias a un grupo de personas que apostaron por construir una emita que comenzó siendo una pequeña construcción "de recuerdo". Poco a poco fue engrandeciéndose hasta dotarse incluso de torre y su debido campanario. Ayer, por causa de la lluvia, los badajos no repicaron con la constancia y el soniquete de los buenos días. Glorialdo Peños expresa la intención de rematar el verjado de los ámbitos de la ermita, un templo levantado en terrenos cedidos por los hermanos Blanco Benéitez y la propia mujer de Glorialdo.

Fue, no obstante, una fecha de emociones. Repartidos los saludos de unos y otros, (los políticos con las elecciones en la boca), hacia las 13.00 horas los mayordomos desfilaron hacia el templo acompañados por la música de Antonio Pedraza y asociación de tamborileros de Zamora. Seguidamente se celebró la santa misa con un templo repleto y la amenización del coro de Villar del Buey.

El agua estuvo ayer presente y el propio embalse de Almendra oleaba a escasos metros del escenario romero. Con todo, algunos apostaron por hacer comida de campo cobijados bajo las frondosas encinas que dan porte al paisaje, en estas fechas embellecido por los tonos florales de plantas y arbustos. Unos puestos de bebidas añadían, por su parte, otro aliciente al festejo.

La jornada prosiguió su curso a las 17.00 horas pero con los cambios obligados por causa de la lluvia y si que pudiera procesionarse hasta unas aguas que ayer casi lamían la iglesia. Y se completó con la subasta de los bollos maimones, que tuvo lugar en los interiores del templo. A pesar de las inclemencias, la presencia de romeros de todas las edades en la ermita de Santa Cruz deja constancia de que los desplazados de Argusino siguen identificados con su tierra y dispuestos a mantener su gentilicio.