La población de oso pardo tiene todo a favor para consolidarse en La Carballeda y en la colindante comarca leonesa de La Cabrera que suponen un hábitat perfecto para su desarrollo debido, principalmente, a la despoblación. Lo explica el presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP), Guillermo Palomero, que recuerda el hecho de que hace un año y medio apareciera en unas colmenas cercanas a Vega del Castillo un oso pardo puede ser el primer componente de una nueva cadena en una zona que la especie abandonó a principios del siglo XX.

A juzgar por los indicios detectados y por el tamaño del ejemplar, se pensó que podría ser un adulto en dispersión de la subpoblación cantábrica occidental, que cuenta con unos 200 ejemplares. "También se le ha visto en varios pueblos de La Cabrera", asevera. Esto ha llevado a pensar a los expertos que podría buscar acomodo, pues se trata de una zona rica para el oso por contener frutales y castaños, rodeada de roble y pino, un hábitat perfecto que, además, cuenta con escasa población.

"Eso sí, su consolidación depende en gran parte de si detrás hay un trabajo para favorecer su instalación y que los habitantes vean en ello posibilidades de cohábitat y no un enemigo", opina Palomero, y asiente Begoña Almeida, de la Patrulla Oso Pardo. Por este motivo, la Fundación ya ha suscrito convenios de colaboración con algunos de los municipios en los que se ha visto este oso, como Valdavido (León), donde los vecinos deben "ser aliados en el desarrollo rural y como atractivo turístico de observación de osos, siempre que se regule para que deje beneficios, un campo de acción impensable hace 15 años".

Existe la impresión de que "trabajando y mejorando las zonas de bosquetes para favorecer su alimentación se podría iniciar allí una zona para el oso". Son tendencias que pueden variar, porque "es el propio animal el que va señalando los terrenos del futuro". De hecho, Palomero asegura que no sólo se analiza esta nueva zona, sino que "aún queda mucha Cordillera Cantábrica por colonizar". El propio corredor cantábrico es un buen hábitat para que viva allí, pero la FOP valora "mucho" La Cabrera y La Carballeda, al igual que el Caurel lucense, colindante con la provincia leonesa y también al sur de la A-6.

Para alcanzar el objetivo de consolidación de estos asentamientos, una de las reivindicaciones de la Fundación se centra en mejorar la permeabilidad de las infraestructuras artificiales "adecuando los pasos", principalmente de las autovías A-6 y A-67, en León y Palencia, así como la autopista AP-66, que una la Meseta con Asturias, para que los osos puedan cruzarlas sin peligro y favorecer la conexión de las distintas zonas, una iniciativa que se encuentra enmarcada en el proyecto LIFE Desfragmentación Oso, que se desarrolla hasta junio de 2016. "De este modo, los osos del Alto Sil podría llegar a la Carballeda, o del Caurel a los Ancares, y sobre todo utilizar el corredor de este a oeste y viceversa", sostiene.

Todo ello forma parte del conjunto de retos de la Fundación, como también lo es "no bajar la guardia contra el furtivismo", un aspecto en el que se ha avanzado notablemente en los últimos años gracias a la política de divulgación y el trato con los cazadores, a pesar de que aún se hallan lazos de vez en cuando en los montes -más de 1.500 desde 1993-.

"Es importante adelantarnos a los problemas", asume Palomero, quien habla de reducir los conflictos puntuales con el hombre, como colocar pastores eléctricos en las colmenas, a coste cero para el apicultor, una de las medidas que contribuyen a favorecer la relación entre el hombre y el animal. En Villablino y en algún núcleo asturiano, tres osos jóvenes "que nunca han sido hostigados por el ser humano no sienten ningún miedo y bajan hasta los pueblos a alimentarse y sin asustarse", explica, para precisar, que también "hay que estar atentos a estos casos".

El oso pardo aún está presente en el Catálogo de Especies Amenazadas, no en peligro crítico, sino de extinción, pero Palomera asegura que la población crecerá en la Cordillera gracias al empuje de la zona occidental. Habla de un "periodo esperanzador porque la mezcla genética de ambas poblaciones ha incrementado las perspectivas de conservación".