Un día de feria ganadera es un día de fiesta en la villa de Porto. Y como tal se vivió ayer la feria de ganado caballar que congregó a un centenar de reses en el recinto ferial y en los prados contiguos. Hasta el "curro conciello" contó con la visita de media docena de cabalgaduras que cruzaron la Sierra Segundera desde Santa Colomba de Sanabria y El Puente, en la Sanabria Baja.

La vista de un recinto ferial poblado de ganado atrajo a cientos de personas de la comarca y zonas limítrofes de Galicia. Los criadores de caballar de Porto trasladaban su interés en relanzar la venta de este ganado, que propició la presencia de tratantes gallegos, interesados en las reses. La batalla estuvo ayer en los precios, que se mantienen bajos para los criadores. Vale más el "chip" de identificación que un potro de un mes.

La jornada de feria empezó pronto para los residentes que se afanaron en recoger de la sierra, aunque algunos caballistas comenzaron la jornada el día antes para cruzar desde El Puente por la laguna de Sotillo a la Pedriña y enfilar a Puente Porto para llegar la tarde antes, como así hizo Marino Fernández. En el curro pernoctó un potro de 2 años que quería vender por unos 3.000 euros, si alguien se los pagaba.

A las once de la mañana llegaban desde Santa Colomba los hermanos Claudio y Carlos Pereira tras cuatro horas largas a caballo por la Sierra que merecieron la pena y "si nos compran el potro que nos llegue para comprar el pulpo". Las caballerías son de casa y no se crían como negocio, aclaran. Uno de los animales es de un ganadero de Requejo. La intención era "que viniera más gente por la Sierra, pero no se han animado".

En el camino se encontraron con los pastores de ovino que están en Aciberos. Para Claudio Pereira es la segunda vez que llega a la feria a caballo, aunque desde los pueblos de Sanabria lo habitual era llegar con las vacas, trashumancia casi desaparecida. Un tercer acompañante, Francisco Javier Primo, ha optado por el coche desde Requejo.

Un hermoso semental

Prácticamente a la misma hora llegaban otras tres cabalgaduras de recreo pero desde el límite gallego de Valdín, unos 7 kilómetros. Manuel Pérez de Villamartín de Valdeorras que se dedica como afición a la doma, aunque es pescadero de profesión. "Merece la pena. Hemos venido por los mayores que contaban que venían a esta feria" precisa José Antonio de A Mezquita, equipado de jinete. Andrés Villarino de El Cañizo es el tercer acompañante.

En el ferial todas las miradas se dirigían de primeras al semental "Moro" que en principio no estaba a la venta porque es el patrón genético de una de las pequeñas yeguadas portexas. En un momento dado la presencia de los compradores acaparó las miradas de buena parte de los espectadores. En los corrillos se sacaba jugo a las conversaciones, así Ana, una de las ganaderas ya jubilada, recordaba que este invierno ha sido duro para los animales por las nevadas. En su casa perdieron dos potras que en marzo fueron localizadas para la parte de Galicia, si llegan a estar por la parte de Segundera se hubieran muerto, asegura sin ningún género de dudas. Otro de los vecinos reconoce que las campañas y la venta de caballos de monta para carne no han favorecido nada la venta de la carne de potro criada expresamente para su consumo "una carne que he comido y está buena".