«La iglesia de San Pedro de Villalpando urge una actuación inminente para que no termine en ruina». Este es el veredicto del arquitecto vallisoletano Guillermo Díez Salamanca tras visitar y analizar el estado del templo, la única joya del Románico Mudéjar del siglo XII que sigue en pie en la villa. El especialista, que elabora sin cobrar costes una memoria valorada de la situación de este monumento a petición de la Asociación de Amigos del Patrimonio Histórico Religioso de Villalpando, advierte que, «todavía estamos a tiempo de intervenir para recuperar y reconstruir el templo pero no se puede esperar más».

Respecto al evidente estado de deterioro que presenta en la actualidad, Díez Salamanca, lo achaca a «una falta de conservación continuada y que ha pasado mucho tiempo respecto a la última intervención». La cubierta es, a su juicio, uno de los elementos que se encuentran en peores condiciones. Según precisa, el material utilizado para construir la estructura que soporta el tejado fue la madera y «nunca se ha renovado por lo que se está pudriendo y retorciendo como consecuencia de la humedad».

Este gradual estado de deterioro hace temer, según advierte el especialista, que se produzcan nuevos desprendimientos. De hecho, ya se ha producido un derrumbe parcial en la cubierta que cubre las escaleras de acceso al campanario, donde se había generado un boquete que dejaba esta parte del templo al alcance de las circunstancias meteorológicas, como las lluvias registradas en los últimos meses. Además, los restos del techo habían caído sobre la escalera por la que se subía al campanario, que había quedado inutilizada. Estos desperfectos han sido subsanados gracias a las donaciones ciudadanas recibidas por la Asociación de Amigos del Patrimonio Histórico Religioso de Villalpando, en colaboración con la parroquia, que ha acometido una reparación de esta parte del tejado en la que se ha invertido 1.185 euros.

Sin embargo, los desperfectos estructurales que sufre el templo hacen necesaria una intervención integral que, según plantea Guillermo Diez Salamanca, del estudio G.B. Arquitectos Valladolid, puede realizarse en varias fases consecutivas para dosificar la inversión requerida. Así, según expone, la primera fase y la más urgente debe centrarse en la reparación de la cubierta, seguida de una intervención en el antiguo atrio de entrada de la iglesia, dotado con arcos de románico mudéjar, que corre riesgo de desprendimiento del resto del templo debido a su mal estado. A continuación, propone la eliminación de los problemas de humedad que presenta la iglesia a causa del mal estado de sus cerramientos.