El Laboratorio de Hidráulica que Iberdrola mantiene en Muelas del Pan, uno de los referentes en el estudio del comportamiento del agua en las grandes presas hidroeléctricas, presenta una cara renovada.

Mantiene en pie únicamente los modelos reducidos de las presas más representativas, pero que sirven sobradamente para dar una explicación precisa de la potencia y los impactos que tienen las fogosas avenidas de agua que circulan por los ríos, así como la manera de evacuar los excedentes para no comprometer la seguridad de las presas y evitar el destrozo de los cauces en los que desembocan de golpe millones de litros por segundo.

La compañía eléctrica retiró del pabellón -1.250 metros de superficie- las estructuras más comunes y conserva en perfecto uso cuatro modelos, cuya operatividad es seguida con admiración por todos los amantes de la hidráulica. Es un laboratorio visitado por especialistas, ingenieros y alumnos relacionados con el sector eléctrico, pero también por personas de los más diversos ámbitos sociales interesadas por conocer de cerca un área de tanto calado como el de la generación, transporte y consumo de kilovatios.

El Laboratorio de Hidráulica abrió ayer sus puertas a un grupo de estudiantes de la Escuela Politécnica Superior de Ávila, de segundo Grado de Minas y Energía, y también de Ingeniería Civil. Los alumnos tomaron buena nota del funcionamiento de las centrales hidroeléctricas. Un ingeniero de Iberdrola se encargó de explicarles sobre la coronación del muro de la presa, a la vista del complejo que constituye el embalse, los centros de producción y de transformación, los aspectos técnicos de la generación hidroeléctrica.

Seguidamente el colectivo de estudiantes se acercó al propio laboratorio donde fueron aleccionados sobre los orígenes de una iniciativa hidroeléctrica memorable, nutrida de dificultades naturales y técnicas, y que tienen en la propia presa de Ricobayo un ejemplo en toda regla. La exposición corrió a cargo de Fermín Faúndez, que valiéndose de una proyección cimentada en fotografías y datos, repasó todos los aspectos esenciales que marcaron la trayectoria de Saltos del Duero, con especial hincapié en lo tocante al fenómeno erosivo que devoró el macizo próximo a la presa y que terminó por dibujar la impresionante Cazuela. Asimismo hizo hincapié en la trabas que Saltos del Duero debió superar para sacar adelante su proyecto, en casos recurriendo al denominado Plan Ugarte, que pretendía encauzar el río Duero por territorio zamorano-salmantino ante la negativa de Portugal a entrar en razones. El «robo do Douro» dijo Fermín Faúndez, que lo llamaron los lusos. Una buena parte de su explicación se centró en detallar los estragos y las soluciones que acompañaron al aliviadero de la presa de Ricobayo, toda una batalla entre la Naturaleza y la Ingeniería, que consiguió ganar el hombre cuando se logró disipar la energía de la evacuación de varios miles de metros cúbicos de agua imposibles de turbinar ni de detener.

Seguidamente, los estudiantes pasaron a observar con sus propios ojos el comportamiento del agua sobre los modelos reducidos, donde el caudal disponible -650 litros por segundo- remueve piedras de setenta gramos que, en la realidad, equivalen a bloques de cerca de cuarenta toneladas. Estrenaron, además, audífonos que permiten seguir las explicaciones sin las interferencias del ruido de los motores.