Aguas fecales utilizadas para regar huertos de asombrosa fertilidad, fosas sépticas rebosadas por los fétidos aportes, vertidos residuales que recorren riberas mencionadas como de alto valor paisajístico, olores nauseabundos que tiran para atrás, caudales asquerosos por el calado de los desperdicios que reciben, y gravosas sanciones para ayuntamientos e industrias es el poso que acompaña a la falta de depuración que presenta hoy día el Parque Natural Arribes del Duero.

Es la gran asignatura pendiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, que hace cuatro años anunció, por boca de la entonces consejera María Jesús Ruiz, que todas las poblaciones del Espacio Protegido contarían con depuradora para el año 2011. Lo hizo en Badilla de Sayago, aprovechando el Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra hoy.

Badilla, por venir al caso y no ir más lejos, denuncia que la canalización de aguas residuales discurre por el cauce de la rivera y, debido a las roturas, dejando el rastro de la mugre por lo que consideran una de las zonas «más bellas» del pueblo. De ahí que los vecinos hayan reclamado a la Administración la urgencia de suprimir semejante canalización y trazar una nueva vía de saneamiento.

En Torregamones, otro municipio destacado del Parque Natural de Arribes del Duero, el nuevo alcalde, el popular Francisco Javier Sánchez Pascual, dice desconocer donde vierten las aguas residuales porque ha estado centrado en otros asuntos. Pues en Torregamones la fosa séptica «lleva catorce o quince años sin limpiarse» y los vertidos llevan su nauseabunda carga hacia el regato de La Palla, y de aquí a Gamones y Cozcurrita, cada pueblo añadiendo más contaminación o putrefacción a una ribera destacada en los folletos y anunciada como referencia paisajística a los turistas.

La capital de Arribes del Duero, Fermoselle, es otra villa donde la depuración es un problema de primer orden, hasta el punto de que los vecinos critican el olor que invade sus casas. Los responsables de la Cooperativa Virgen de la Almazara, que cuenta además de bodega con almazara, no pueden menos que dolerse por la dimensión de las sanciones. Multas que también golpean al Ayuntamiento, que todos los años debe hacer frente al pago «de entre 6.000 ó 7.000 euros» por tales vertidos. El alcalde de Fermoselle, Alejandro Fermoselle Berdión dijo ayer «no saber nada de si está previsto o no construir una depuradora». Sí tiene claro, no obstante, que el Ayuntamiento «con sus propios medios no puede afrontar esta obra».

El hecho es que en el año 2009 el entonces alcalde, Manuel Luelmo, ya mostró los planos del proyecto, e incluso la ubicación en la zona denominada La Puente. Y puede decirse que la estación depuradora de Fermoselle ofrecía todas las garantías por cuanto que constaba de una zona para el desbaste, desarenado y desengrasado, un edificio de pretratamiento y de explotación, un reactor biológico un decantador secundario. Más dispondría de un pozo de bombeo de nadantes, otro de fangos y otro de vaciados. Más un depósito de fangos externos y dos de espesamiento de fangos. Los expertos explicaron al regidor, que la depuradora de Fermoselle contaría con un edificio de control, un centro de transformación, una caseta para el equipo de presión y cloración y un aparcamiento. Los aportes alcanzarían el colector, en buena parte por gravedad, aprovechando la configuración geográfica del asentamiento fermosellano. «Es una obra fundamental», en palabras del mandatario del sillón consistorial, Manuel Luelmo.

El representante de Adeiza de Fermoselle, Miguel Ángel Prieto, señaló ayer que «la depuradora tenía que haberse hecho en el año 2009, cuando Luelmo dijo que estaba aprobado». Recriminó el abandono «de los partidos mayoritarios en las zonas rurales, donde todo son promesas que a la hora de la verdad quedan en el olvido». Señaló el edil que «las aguas terminan en los regatos y en el río», y aludió a esta contaminación «como posible fuente de enfermedad», además de tener un nefasto impacto en el turismo.

El Ayuntamiento de Villar del Buey, con importantes pueblos enclavados en pleno Parque Natural, no es una excepción y se sirve de fosas sépticas «cuyos vertidos van donde siempre y, como en todos los pueblos, a los arroyos». Nada saben, además, de posibles actuaciones sobre la construcción de depuradoras. Fuentes municipales señalan, empero, que «hoy día se dan muchas competencia a los ayuntamientos que no podemos asumir», de ahí que reclame que la Administración «debe dotar a los municipios de medios y recursos para el mantenimiento de estos nuevos y costosos servicios».

Molina, como los demás municipios del Parque funciona como hace años, «con una fosa séptica»; y como los demás que han tomado alguna medida «lo que ha hecho es alargar el colector» para alejarlo un poco del pueblo. Con todo, «en tiempos de calor pega un poco» dice el alcalde, Edesio Cardeñosa, que reconoce que el agua «no sale para nada depurada».

Prueba de cómo sale el agua es que los ganados matan la sed en otras corrientes u otros cursos, «pues donde sale el agua no tocan».