Villamor de Cadozos.- La ermita sayaguesa de Villamor de Cadozos, al borde de la ruina, cuenta desde el pasado fin de semana con una imagen más decente gracias al trabajo de campo desarrollado por voluntarios zamoranos a los que se unieron un buen número de vecinos del pueblo, al considerar interesante y necesaria la actividad, todo ello gracias a la iniciativa de la Asociación para el Desarrollo del Paisaje "El Cigüeñal".

El soleado día acompañó y a las 10.30 hora del sábado daban comienzo los trabajos de limpieza. Cada uno de los voluntarios portaba sus herramientas y los vecinos del pueblo y los miembros de la asociación se confundieron y se organizan en plena armonía para afrontar las diferentes tareas: «Casi de forma automática, como si esto se hiciera cada día».

Unos acarrearon escombros y tierra, otros descubrieron las piedras ocultas después de años, otros despejaron la ermita de vigas carcomidas y árboles y zarzas que habían crecido al abrigo de aquellas sagradas paredes. «Allí hubo tarea para todos, salían y entraban carretillas y poco a poco se fue viendo la transformación» afirman los voluntarios muy satisfechos.

Después del trabajo en armonía llegó la hora para una buena comida al sol que ya calentaba bien compartiendo unos con otros las viandas. Hubo plena armonía, el día se pasó entre amigos, risas y conversaciones. Los vecinos más mayores aprovecharon la ocasión para informar de la historia de la ermita y localidad, de sus vivencias, los demás escuchando atentos a la sabiduría popular. Después de comer se culminan las tareas con los últimos retoques.

Un paseo por el pueblo y alrededores valió para dejarles a los participantes el recuerdo de cigüeñales, huertas abandonadas, molinos acariciados por la ribera que forma los cadozos que dan nombre al pueblo. El señor Domingo «nos contó historias y nos enseñó los nombres que se les da a estos molinos, a los cadozos, a las rocas y a las plantas. Ahora solo queremos que alguien escuche nuestras voces y se levante en armas (dediquen un pequeño presupuesto) contra el destrozo de los bienes patrimonio de estos pueblos que se pierden sin remedio. Mueren y desaparecen ante nuestros ojos sin remedio y se funden con las piedras de esta comarca como si nunca hubiesen existido».

El Humilladero de Villamor de Cadozos se sitúa junto al camino que dirige al santuario de la ermita de la Virgen de Gracia. Actualmente y a duras penas sólo se mantienen en pie los muros de la estructura construidos en mampostería. Uno de sus grandes valores artísticos, religiosos y sentimentales, pues seguramente fueron obra de algún artista local, eran las pinturas del interior ya desaparecidas al quedarse durante años a merced de las inclemencias atmosféricas. Se trataba de un rústico retablo, pero no por ello menos importante, donde se representaban escenas de la pasión y muerte de Cristo.

Antaño hasta la ermita llegaba la procesión de la tarde del Jueves Santo pues ante la puerta tenía un crucero que se cree formaba parte del Vía Crucis. Se cree que allí llegarán también las procesiones de la Santa Cruz de mayo y de septiembre.