Cañizo.- El alcalde de Cañizo, Claudio Infestas López, presentó el lunes un escrito en la Diputación Provincial para solicitar una reunión con el presidente, Fernando Martínez Maíllo. El objetivo es pedir ayuda a la institución para subvencionar la construcción de un pozo, ya que el que actualmente abastece a la localidad está contaminado de arsénico.

Este es el componente culpable de que las cisternas tenga que suministrar a Cañizo el agua para que los vecinos la puedan consumir, debido a que la que sale por sus grifos no es potable. La gran sequía que azota nuestro país este año, se está dejando notar en los pueblos de nuestra provincia. Debido a la escasez de agua, algunos pozos están creando arsénico en el fondo, que se filtra por los tubos e impide su consumición.

Los vecinos recogen el agua martes y viernes desde hace dos meses. Infestas asegura que «ahora ya no sólo sale el arsénico sino que también sale el agua revuelta, esperemos que nos subvencionen otro pozo a unos 200 metros de donde está el de ahora». El problema es más grave de lo que parece porque aunque con el agua de los grifos los vecinos se duchan, «al cabo del tiempo puede salir un cáncer de piel, así como perjudicar a las embarazadas aunque en Cañizo ,desde hace 6 años, no hay ninguna», comenta el alcalde.

Algunos ganaderos han solicitado información al regidor para saber si los animales corren riesgo al beber este agua, porque los vecinos de momento no han cortado el suministro a los bichos, Infestas asegura que «estamos pendientes de respuesta».

Cañizo es la primera vez que sufre esta situación, pues nunca había tenido los niveles de agua tan bajos, en el único pozo de sondeo que tiene la localidad. Y a parte de la escasez, que se preve no muy lejana, ahora el arsénico ha provocado que el agua no sea potable para los habitantes.

La sequía provoca problemas en otros 6 pueblos de la provincia

Cañizo no es la única población con arsénico es sus pozos de sondeo. Sanidad también dio este resultado al pozo de Figueruela de Sayago, aunque posteriormente un informe de la Junta de Castilla y León resolvió unos niveles normales y plena potabilidad, así que la Diputación mandó sus camiones cisternas hasta el 7 de julio. Este hecho ha levantado ampollas en algún vecino, como Miguel Jesús Mateos Guarido que asegura no sentirse conforme con la retirada de las cisternas, ya que «el tema del arsénico no se soluciona en tres meses, y ahora porque a alguien le da la gana, dejan de suministranos agua». Acusación a la que responde el alcalde molesto: «No se quien está metiendo cizaña pero todo es mentira».

En la actualidad se abastecen con cisternas de la Diputación a las localidades de Peñausende, San Juan del Rebollar, Villarvede de Justel, Almaraz de Duero, Cunquilla de Vidriales y Anta de Rioconejos.

Reparto de 2.500 litros en cuatro paradas

Los vecinos de la localidad, se han tomado con tranquilidad y paciencia este hecho. Algunos recargan sus botellas todos los martes y viernes, cuando llegan las cisternas cargadas con 11.000 litros de agua de los que solo dejan 2.500 en el pueblo. Angelino Bragado, vecino de Cañizo, se acercó ayer a las cinco de la tarde a una de las cuatro paradas que hizo la cisterna, y recogió sus habituales litros semanales que cargó en el carretillo para llevarlos a casa. «El agua la utilizamos para el gasto de la semana, para beber y cocinar. La verdad es que no es mucho trastorno, es más cómodo tenerlo en casa y abrir el grifo, pero, !!que se le va a hacer!!».

Un grupo de mujeres que también se acercaron a recoger lo que ahora en la localidad es un bien de lujo, aseguraban: «Peor es no tenerla, aunque es un poco trastorno. Yo estoy de vacaciones y cojo 6 litros cada vez que viene la cisterna, porque solo somos dos». A su lado, Socorro Canales comentaba al lado de la cisterna a pleno sol que «la primera noticia que tuvimos sobre esto, no fue buena, pero ahora nos tenemos que conformar y tener mucha paciencia. El Ayuntamiento rápido a puesto los medios y todo lo que está en su mano para solucionarlo, así que nosotros también tenemos que hacer lo mismo».