Para llegar a esta conclusión, un grupo de científicos de la Universidad de Rockefeller (EEUU) liderado por F. Nina Papavasiliou, ha estudiado el comportamiento del tripanosoma brucei, el parásito causante de la enfermedad del sueño, una patología que puede tener consecuencias fatales si no se trata correctamente.

Una vez que este virus entra en el organismo, invade en primer lugar los sistemas cardiovascular, renal y endocrino, para pasar después al sistema nervioso central.

La peculiaridad del tripanosoma reside en su capacidad para burlar al sistema inmunológico cambiando periódicamente la estructura de su cápsula proteica, de tal modo que las defensas del organismo no son capaces de adaptarse a las variaciones y reconocer la amenaza.

Ahora los investigadores han logrado precisar el modo en que el parásito modifica su cápsula proteica y reproducirlo en un tubo de ensayo, un logro que permite estudiar cómo un gran número de virus utilizan esta táctica y que puede llevar, en un futuro, a evitar que éstos alcancen con éxito su objetivo.

El tripanosoma evade el sistema inmunológico humano porque está revestido con un antígeno llamado glicoproteina variante de superficie (VSG, por sus siglas en inglés), que cambia aleatoriamente cada cierto tiempo.

El cuerpo humano reconoce a este antígeno como una amenaza, pero los cambios genéticos que tienen lugar en él "desconciertan" al sistema inmunológico, lo que asegura la supervivencia a largo plazo de estos parásitos dentro de sus anfitriones.

De hecho, se calcula que el tripanosoma tiene aproximadamente 1.000 genes VSG diferentes, aunque sólo hace uso de uno de ellos ya que los demás están "silenciados".

Con el nuevo descubrimiento, se abre una nueva etapa en el estudio de la "variación antigénica" que podría permitir el desarrollo en el futuro de una vacuna para la enfermedad del sueño.