“¿Hola? Buenas tardes. Soy la vicepresidenta Dubravka Suîca”, se oye decir a la otra línea del teléfono. La política croata (Dubrovnik, 1957) ostenta el cargo de vicepresidenta de la Comisión Europea encargada de Democracia y Demografía desde hace un año, cuando Ursula Von der Leyen empezó a presidir el Ejecutivo comunitario. Es la primera vez que un alto cargo de la institución vela por el desafío demográfico. Suîca insiste durante esta entrevista que quiere hacer a “las regiones rurales atractivas” y cree que la pandemia de COVID-19 ha hecho a muchas personas plantearse la importancia del mundo rural.

–Usted visitó Castilla y León hace casi un año y pudo ver de primera mano el desafío demográfico al que se enfrenta la comunidad. ¿Qué impresión le dio y qué conclusiones sustrajo de la visita?

–Fui cuando aún se podía viajar porque ahora solo lo puedo hacer de forma virtual. No solo viajé a Valladolid, sino que fui a varios pueblos pequeños para ver sus realidades y escuchar los problemas de la población. También vi soluciones muy innovadoras que han devuelto a la comunidad un aumento de la actividad, con infraestructuras, compañías y centros de investigación. Además, en ese mismo viaje visité una región del sur de Países Bajos, que está sufriendo problemas muy similares [a Castilla y León] de despoblación. Lo que hice fue aprender de lo que vi y ver cómo podemos ayudar a las diferentes regiones para que compartan sus experiencias y ayudar a todos aquellos que tienen ante sí un reto similar.

–En noviembre, la Comisión Europea cerró la consulta pública sobre la estrategia a largo plazo para las zonas rurales. ¿Es posible tener detalles de este plan que está previsto que se presente en junio?

–La consulta pública se cerró en noviembre y obtuvo más de 2.000 respuestas. Estamos ahora analizándolas para poder calibrar bien nuestra visión a largo plazo. El objetivo es responder a las expectativas de la población que vive en estas zonas rurales. No queremos una visión desde la burbuja de Bruselas. En principio, tendremos las primeras conclusiones de esta consulta pública en marzo, y luego en junio presentaremos nuestra estrategia.

–¿Entre las cuestiones del plan sobre zonas rurales está la definición legal sobre qué es una zona con crisis demográfica?, ¿podría ser una definición similar a la de los fondos de Desarrollo Rural? (Zonas escasamente pobladas con menos de 12,5 habitantes o áreas que han perdido de media un 1% de población anual entre 2007-2017)

–Si me permite decirlo, nuestra ambición es tener una nueva perspectiva. No queremos limitarnos a las definiciones. Nuestra referencia será la combinación entre la definición de zonas escasamente pobladas de los tratados [europeos] y las conclusiones del Consejo Europeo de junio sobre los fondos destinados a las áreas que sufren despoblación [que recoge también los territorios que han perdido un 1% de la población entre 2007 y 2017]. Queremos una visión a largo plazo: estamos hablando de revitalizar áreas rurales de estados miembros muy diversos, a través de una transformación digital y verde, ambas prioridades de esta Comisión.

–Uno de los problemas que sufren las áreas rurales es también el acceso a Internet. ¿Lo tendrá también en cuenta el plan?

–Sí, claro. Esto también forma parte de la estrategia europea. Nuestra Comisión aspira a que las zonas rurales tengan un acceso total a la banda ancha de aquí a 2025. También forma parte de los objetivos de la estrategia de “la granja a la mesa”. Queremos que esto solo sea el punto de partida, porque queremos que las áreas rurales también formen parte de la transición digital, queremos una transformación que haga más fácil el acceso a los servicios en áreas remotas. Más trabajos para las áreas rurales significa más oportunidades. Con la pandemia del COVID-19 hemos visto lo importantes y atractivas que son las zonas rurales. Y lo continúan siendo.

–¿Ha calculado la Comisión Europea cuántos fondos serían necesarios para frenar la despoblación?

–La despoblación es un fenómeno complejo: no se trata de frenarlo, sino de encontrar otras formas de hacer a estas regiones demográfico atractivas, buscando que estén mejor conectadas, con mejores servicios, con mejores perspectivas, limpias, con energía sostenible e infraestructuras y viviendas adecuadas. Se trata de crear oportunidades y no hay un fondo específico. Lo que queremos es encontrar formas de apoyar y acompañar a las regiones con un desafío demográfico, bien a través de la adaptación o con medidas de mitigación. Lo importante es que las regiones que sufren la despoblación no tengan que sufrir de forma paralela una disminución de las inversiones, porque eso tiene un claro efecto negativo en el bienestar de las personas. Nadie debe quedarse atrás.

–Usted habla de hacer más atractivas a las regiones que sufren la despoblación. ¿Qué piensa sobre aplicar una fiscalidad más favorable en las zonas despobladas?

–Déjeme decirlo así: No existe una solución universal para todas las regiones. Se puede aplicar soluciones diversas, pero al final lo más importante es el bienestar de los ciudadanos. Como ya he dicho, lo importante es que nadie se quede atrás; pero, sobre todo, que nadie sienta que se ha quedado atrás. Ahora mismo Europa está viviendo una transición demográfica. La despoblación es una tendencia en algunas áreas y lo que queremos es ofrecer una nueva perspectiva, a través de la transformación digital. Sobre la fiscalidad, es algo que es competencia exclusiva de los estados.

–También está la cuestión de la baja natalidad, que afecta especialmente al sur de Europa. ¿Abordarlo podría ser también una solución a la despoblación?

–La reducción de la tasa de natalidad es una tendencia demográfica que no solo afecta a las áreas rurales, afecta a toda a Europa y a otros lugares. No lo calificaría como un problema, porque en mi opinión es una cuestión de elección. Es una consecuencia de nuestra forma de vivir. Es una tendencia que necesita que se tome en consideración a la hora de elaborar políticas, pero no es algo que se pueda revertir con una ley milagrosa. Lo importante es que los ciudadanos europeos, las mujeres europeas, se sientan apoyadas, que las mujeres se sientan seguras, y que puedan ser libres de decidir si quieren tener un hijo o cinco; que haya medidas para asegurar la conciliación laboral y familiar, y que tengan trabajos decentes.

–En algunas zonas de Italia se ha acogido a refugiados y migrantes que viven en pueblos que solían sufrir despoblación. ¿Podría ser una solución?

–Es una cuestión compleja, pero si se trata de una migración legal, sí. Si las personas de la Unión Europea o aquellas que quieren hacer de la Unión Europea su lugar para vivir escogen zonas rurales, podría ser positivo. En general, la experiencia en las zonas rurales es positiva, porque suelen ser comunidades acogedoras por su tamaño reducido, y suelen facilitar la integración y la inclusión.

–Una última pregunta. ¿La crisis demográfica es reversible?

–Claro que sí. Esta es la primera vez que la Comisión Europea tiene una cartera dedicada a la demografía. Hemos visto que la población se está reduciendo en algunas zonas y que, si seguimos de este modo, sin adoptar ningún cambio, en 2070 la población europea solo representará el cuatro por ciento de la población mundial. Esto tendría un enorme impacto en nuestra economía. Esta es la razón por la que queremos abordar esta cuestión, por eso queremos transformar estas regiones.