Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
Así fue la voladura de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León)
César Sánchez - Ical
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
Así fue la voladura de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León)
César Sánchez - Ical
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
Así fue la voladura de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León)
César Sánchez - Ical
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
Así fue la voladura de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León)
César Sánchez - Ical
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
Así fue la voladura de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León)
César Sánchez - Ical
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
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César Sánchez - Ical
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
Así fue la voladura de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León)
César Sánchez - Ical
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.
Naturgy, tras varias semanas de preparación, ha llevado a cabo la voladura controlada de la chimenea de la central térmica de Anllares (Páramo del Sil, León), en una operación con las máximas medidas de seguridad y el mínimo impacto ambiental que, dado el espesor de hormigón (más de medio metro en la base del fuste), precisó 50 kilogramos de explosivos y 200 detonadores eléctricos.