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El enfrentamiento que mantienen el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea (Cs), y el alcalde de Valladolid, Óscar Puente (PSOE), elevó ayer su tono a raíz de una reunión con el consejero de Cultura que ha sido cancelada al entender el regidor que Igea no podía participar en ella.

Tras un cruce de comunicados para explicar sus posturas al respecto de la suspensión de la reunión, Igea ha manifestado que el alcalde de Valladolid se había comportado "como un chulo de bar", mientras que Puente, en otra comparecencia ante los medios, ha insistido en que el vicepresidente "no pinta nada en esa reunión", que el alcalde había cerrado con el consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega. El cruce de reproches a través de Twitter y de declaraciones públicas entre ambos en los últimos meses se ha mantenido constante, pero ambos insisten en que no tienen un problema personal con su interlocutor, porque anteponen sus responsabilidades institucionales, pero el de ayer es el último episodio de este serial de enfrentamientos.

Puente ha afirmado en un mensaje difundido a través de la red social Twitter que Igea se había "autoinvitado" a la reunión, en la que previsiblemente hablarían del apoyo de la Junta a la Seminci y otros proyectos culturales vinculados a Valladolid, por lo que ha considerado "esperpéntica" la actitud del vicepresidente.

En un comunicado, el Ayuntamiento de Valladolid ha explicado que la reunión fue solicitada por el alcalde al consejero de Cultura para abordar temas y proyectos en los que se puede mejorar la colaboración, lo que fue aceptad por Ortega.

El Ayuntamiento ha afirmado que no rechaza una reunión con el vicepresidente, lo que considera "conveniente", pero ha considerado que ésta debería producirse en otro encuentro, independiente del previsto con el consejero, ya que considera "incomprensible" la presencia de Igea en la prevista. "No estaba invitado", ha resumido.

Para Igea, la actuación de Óscar Puente supone "una falta de educación evidente", al tiempo que ha insistido en la "falta de respeto absoluta" que supone "quejarse y pedir financiación, ser invitado a la reunión" y querer ser "quien decide quién va a la reunión".