Los salarios percibidos por los trabajadores de Castilla y León se redujeron un dos por ciento entre 2008 y 2014, frente a una merma en España del 0,7 por ciento. El INE publicó ayer por primera vez el Índice de Precios del Trabajo, que toma como año base 2008 (100), y precisa que éste se contrajo en el caso de la comunidad hasta el 97,962 en 2014 y en España, hasta el 99,29.

En concreto, este indicador bajó en la comunidad un 2,1 por ciento en 2011; un 0,9 por ciento en 2012; un 0,6 por ciento en 2013; y un 1,8 por ciento en 2014; cuando en el conjunto de las autonomías se contrajo un 1,5, 1,6 y 0,3 por ciento, respectivamente, los tres primeros años, y se elevó un 0,7 por ciento el último ejercicio de estudio.

El análisis precisa que en 2009, el coste de la mano de obra en la comunidad creció un uno por ciento, medio punto por debajo de la media nacional; mientras que en 2010, se elevó en la autonomía un 2,5 por ciento, dos puntos por encima del incremento en España (0,5 por ciento).

La estadística refleja que la tasa de variación del IPT en 2014 respecto a 2013 presentó valores positivos en casi todas las comunidades autónomas. Únicamente en cuatro (Navarra, Canarias, Castilla y León y Extremadura) dicha tasa fue negativa, mientras que en Cataluña no se produjo ninguna variación.

Extremadura presentó el descenso más acusado (4,1 por ciento), seguida de Castilla y León y Canarias (1,8 por ciento cada una). Los mayores incrementos se dieron en Islas Baleares y La Rioja (ambas con 3,4 por ciento) y en Cantabria (tres por ciento).

El INE explica que un índice de precios del trabajo es un indicador cuyo objetivo es medir la evolución temporal del precio de la mano de obra, sin que dicha medida esté afectada por los cambios en la calidad y cantidad del factor trabajo.

De esta forma, aclara que se descuenta el efecto composición, que se debe, entre otros factores, tanto a los cambios en el número de horas trabajadas, en el tipo de contrato, en las características de los trabajadores, como a los deslizamientos por antigüedad y promociones de los trabajadores.

Se trata, por tanto, de medir la variación del coste salarial pagado por los empleadores por el conjunto de puestos de trabajo existentes, suponiendo que se mantiene la misma composición de puestos de trabajo del año anterior, señala en un comunicado de prensa.

El órgano estadísitico aclara que para ello, por analogía con el índice de precios al consumo, que mide los cambios en el precio de una "cesta básica" estandarizada de bienes de consumo y servicios, se estableció una "cesta básica" estandarizada de puestos de trabajo, cuyo precio se mide en los diferentes periodos a que hace referencia el Índice. "Cada puesto de trabajo está perfectamente determinado por un conjunto de variables: rama de actividad, ocupación, antigüedad, tipo de contrato, edad, etc", destaca.