La central nuclear de Santa María de Garoña (Valle de Tobalina, Burgos) entró ayer en fase de predesmantelamiento y comenzó así una nueva etapa de actividad no definida en la que la plantilla dedicará sus esfuerzos en torno a un escenario de desmantelamiento y otro de continuidad. En un comunicado remitido por Nuclenor en la tarde del domingo, se asegura que desde el 16 de diciembre de 2012 la central está parada y en la actualidad y según la orden ministerial, la planta eléctrica, se encuentra en fase de predesmantelamiento.

Los trabajadores de la central nuclear más antigua del país volvieron ayer a sus puestos de trabajo, según confirmó el presidente del Comité de Empresa de Garoña, Alberto César, quien avanzó que «seguirán trabajando y que toda la plantilla estará en ese proceso de transición que comienza ahora».

Los trabajadores de Garoña entienden que seguirán trabajando en la central como hasta ahora. «Vamos a tener un periodo de transición de semanas o meses en el que vamos a estar trabajando en estos dos escenarios y la plantilla no se va a mover», aseveró César, quien espera que les den directrices acerca de las labores que se pueden poner en marcha para saber exactamente qué funciones son las que tendrán que llevar a cabo.

Por su parte, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, insistió ayer en que el Gobierno es partidario de reabrir la central nuclear de Santa María de Garoña si cumple «todos los requisitos» económicos, medioambientales y de seguridad nuclear.

En declaraciones a los periodistas antes de celebrar un encuentro con la patronal Foment del Treball, Soria aseguró que «sería deseable» esta solución, pero siempre y cuando la central cumpla todos estos condicionantes.

Entre tanto, la central sigue oficialmente cerrada por «motivos económicos», aunque el ministerio ha abierto la puerta a que «pueda reabrirse» si se solventan las causas económicas que han motivado el cierre, recordó.