"Las sociedades demuestran que son modernas por el apoyo que prestan a los colectivos que más lo necesitan". Con esta frase, el presidente de Perros de Asistencia y Animales de Terapia (PAAT), Alberto Álvarez, extrae la esencia de los derechos fundamentales por los que trabaja esta asociación sin ánimo de lucro. La asociación (www.paat.es; asociacionpaat@hotmail.com) espera crear pronto en las inmediaciones de la ciudad de Zamora un centro de ámbito nacional de adiestramiento para perros de asistencia.

El proyecto, que está presupuestado en tres millones de euros, ocupará dos hectáreas y media de terreno y dará trabajo a una treintena de personas, casi la mitad de las cuales serán discapacitadas. Tendrá diez habitaciones totalmente adaptadas para cualquier discapacidad, sea visual, auditiva o física, así como tres áreas de terapia para niños dentro del espectro autista.

"El usuario llegará y estará durante dos semanas para el trabajo específico. Las instalaciones serán ultramodernas y tendrán todo lo que hay en I+D+i en el ámbito mundial", apunta Alberto Álvarez. "Esta organización, de ámbito nacional, es especial, es diferente y, desde luego, es única. PAAT es la única organización con gente cualificada para entrenar perros-guía y perros de asistencia", afirma.

"Estamos oyendo constantemente que hacen falta iniciativa en nuestra provincia y creo que ésta es una iniciativa importante. Queremos que cuando se hable de Zamora todo el mundo piense en el Centro de Adiestramiento de Perros de Asistencia", recalca. "Cada año, 30 españoles, sólo por lo que a invidentes se refiere, tienen que ir a Estados Unidos para ser entrenados con su perro-guía. Eso se puede hacer y canalizar en Zamora".

La asociación entrena una decena de personas al año y, con la creación del centro, se multiplicaría por cinco esa capacidad, respondiendo a la demanda creciente que sólo en Castilla y León es de 25 peticiones de perros de asistencia y 15 para niños con autismo. "Cada día llegan más y más y estamos muy limitados", se queja Álvarez.

En cuanto al ámbito nacional, hay registrados 800 usuarios de perros-guía -mientras que en el Reino Unido hay 5.000 y en Francia, 6.500- y la lista de espera es de cuatro años aunque, en el caso de los perros de asistencia, "la espera es eterna", según indica el presidente de PAAT.

Hueco en la normativa

Cualquier español ha crecido asimilando que las personas ciegas tienen ciertos derechos, entre los que figura llevar consigo un perro-guía para la vida cotidiana. Como es lógico, y según reza la normativa actual vigente en gran parte de España, ese perro puede pasar a establecimientos, entrar en el transporte público y acceder junto con su dueño a cualquier local o recinto.

El problema es que el colectivo de personas discapacitadas incluye a muchas que no tienen deficiencias visuales y que, pudiendo apoyarse en un perro de asistencia, se ven con la dificultad de que la ley no les permite disfrutar con su perro de la vida diaria en todos los frentes. Un ciego puede entrar en una biblioteca con su perro-guía pero una persona sorda no tiene hoy derecho a acceder a ella con un perro como asistente que le avisará en caso de cualquier situación de emergencia. Lo mismo le ocurre a quien se ve obligado a desplazarse en una silla de ruedas y no llega al botón del ascensor en un edificio oficial. Su perro de asistencia pulsará ese botón y permitirá a su dueño tener una vida más independiente.

En este contexto, a mediados del pasado mes de diciembre, el Grupo Parlamentario Socialista de las Cortes de Castilla y León presentó la proposición de ley reguladora de los perros de asistencia en la Comunidad para garantizar el acceso a todos los lugares, alojamientos, establecimientos, locales, transportes y demás espacios de uso público a las personas con discapacidad visual y otras que, por su discapacidad física o psíquica, hiciera preciso que vayan acompañados de perros, sin que ello suponga un gasto adicional.

"Hemos trabajado durante cinco meses en un proyecto de ley en las Cortes de Castilla y León que rellena un hueco en la legislación de la región y que, de aprobarse, la equiparará con las Comunidades autónomas que tienen la normativa más avanzada en cuanto a perros de asistencia", señala Manuel Fuentes, procurador por el Partido Socialista en las Cortes regionales y miembro de la asociación, haciendo referencia a Galicia, País Vasco, Comunidad Valenciana y Cataluña, en este último caso, con la nueva ley aprobada hace solamente un mes. "Estamos hablando de derechos que tiene un colectivo importante de ciudadanos discapacitados, como plantean las leyes europeas, el artículo 49 de la Constitución Española y el artículo 70 del Estatuto de Autonomía, que recuerda que la Junta de Castilla y León tiene competencia exclusiva en prevención, ayuda e integración de los discapacitados", añade.

Categorías de perros

La propuesta legislativa contempla la distinción entre los distintos tipos de perros de asistencia, de manera que, además de la categoría ya regulada de perros-guía para los discapacitados visuales, se incorporan los perros de asistencia o de servicio para personas con discapacidad motriz, perros de señalización de sonidos para discapacitados auditivos, perros de aviso para epilépticos o diabéticos, perros para autistas, perros que controlan situaciones de emergencia y perros de terapia.

"La sociedad lo necesita y pido para esta asociación no sólo la ayuda de las Cortes de Castilla y León y de la Junta sino también de todas las administraciones de esta provincia para que el proyecto sea una realidad de creación de puestos de trabajo y como centro de referencia regional porque merece la pena, para todos los colectivos de discapacitados de Castilla y León", dice Fuentes.

Contacto social

Belén Moreno es socia fundadora y usuaria de perros de asistencia, como demuestra, acompañada por Horus. Este espléndido labrador negro con nombre de dios egipcio permanece junto a la silla de ruedas que ocupa Belén, echado en el suelo y con las orejas enhiestas al oír la voz de su dueña. "Cuando voy por la calle y se me cae el móvil, las llaves o el monedero, Horus me las recoge. En casa, me saca la ropa de la lavadora, enciende las luces y me abre puertas y cajones", cuenta Belén. "Me hace mucha compañía y me permite tener más contacto con la sociedad. Yo nunca había tenido perro y tuvimos que adaptarnos mutuamente. Lleva dos años con nosotros y ya no podría estar sin él", confiesa.

Belén recuerda que, desgraciadamente, hay bastantes sitios en los que no puedo entrar con Horus al no ser un perro-guía y por eso pide que la iniciativa legislativa dé sus frutos cuanto antes. "Si yo quiero ir al cine, a un centro comercial, a un centro deportivo o a un restaurante, no hay ninguna ley que me ampare para que entre conmigo mi perro de asistencia", señala.

Víctor Almeida acaricia desde su silla de ruedas la cabeza de Cía, un labrador Retriever cuya presencia trasciende a la ayuda en los quehaceres cotidianos. "Cía me ha permitido relacionarme con la gente y volver a tener amigos además de la ayuda técnica que me presta", afirma.

Familias socializadoras

El entramado de los perros de asistencia exige de la ayuda coordinada en distintos estratos. "No podemos tener perros totalmente adaptados desde el punto de vista social si no han sido entrenados antes en una familia en una vida normal de acceso a cualquier servicio público", afirma Alberto Álvarez mientras señala a Manuel Fuentes Álvarez, un joven que lleva un precioso cachorro de nueve meses de edad, cruce entre labrador y Golden Retriever.

El animal, que tiene muchas posibilidades de convertirse en perro-guía, no dejó de reclamar su parte de atención emitiendo de vez en cuando pequeños gañidos. "Es el segundo cachorro que tenemos y si he repetido es porque veo lo importante que es para las personas a las que va destinado. Alguien tiene que hacer esta labor porque mejora la vida de una persona con discapacidad y eso compensa la tristeza que puedo sentir cuando termina el período en el que está con nosotros", comenta Manuel.

"Estas familias hacen un trabajo encomiable porque ceden desinteresadamente un año entero de su vida familiar para ayudarnos con estos cachorros. Nosotros los recibimos socialmente adaptados para comenzar el entrenamiento específico", explica el presidente de la asociación. "Cada perro lleva hasta 250 horas de trabajo específico. Trabajamos otros seis meses porque nuestro entrenamiento no se dedica sólo al perro sino también al usuario", añade.

Los usuarios que acuden a la asociación Perros de Asistencia y Animales de Terapia proceden de muchos puntos de España, desde Barcelona hasta Jerez de la Frontera pasando por Alicante o Asturias. Residen en Zamora un par de semanas durante las que trabajan intensamente con el perro, aprendiendo todo lo necesario sobre las técnicas de entrenamiento, la psicología y los cuidados del animal. Acto seguido, el escenario se traslada al lugar donde el usuario va a residir para trabajar otra quincena en el propio domicilio y después se establece un seguimiento para que la unidad esté totalmente acoplada.

"Sin una ley moderna de accesibilidad en la que cualquier usuario pueda tener acceso con su perro de asistencia a cualquier sitio público, todo esto se hace casi imposible. Las sociedades demuestran que son modernas y con capacidad por el apoyo que prestan a los colectivos que más lo necesitan y, en este caso, es una ayuda muy determinada y específica", indica Álvarez. "Espero contar con la colaboración de todos los grupos. Hasta ahora hemos tenido una colaboración implícita del Ayuntamiento y de la Diputación de Zamora y espero que sigamos en la misma línea", apunta.