Después de haber sido galardonada por los también prestigiosos Premios “Tierras de Zamora” otorgados por la Diputación Provincial, y así mismo en su apartado de Cultura, en el 2014, La Peña vuelve a estar en lo más alto de los reconocimientos zamoranos en el ámbito cultural por segunda vez en cinco años. “Amigos del Cante” en plena celebración de sus cuarenta y cinco años de existencia, lo que la convierte en la más antigua -de forma continuada- de capital de provincia en el mundo, y mucho después de haber sido investida con el Premio de La Cátedra de Flamencología, siendo la primera asociación flamenca de España en recibir tan señera distinción en 1978. Ahora, la entidad cultural, vuelve a la carga, en este caso, en el marco de los excelsos Premios del glamur, demostrando fehacientemente que es profeta en su tierra. Premios motores como polo de atracción y congregación de toda la sociedad zamorana, de la capital y, sobre todo y por encima de todo, de la provincia. Son, especialmente los Premios de la visibilidad y el empoderamiento de nuestra mal herida provincia desangrada por el maldito cáncer de la despoblación. Son un grito limpio y diáfano de resistencia ante la adversidad. También de esperanza, de mucha esperanza, como cada año nos recuerda el director general de la entidad financiera, Cipriano García Rodríguez, al referirse a las fortalezas de Zamora y reconocidas como enormes, sólo falta tomar conciencia de ellas, desarrollar las necesarias estrategias de aprovechamiento y ponerlas en valor. Aunque no fuera más que por esto -la alocución de Cipriano- los Premios tendrían razón de ser y estar. Pero hay mucho más. Por ejemplo la proyección mediática fuera de nuestras fronteras provinciales y, sobre todo, el sentido de pertenencia e identidad que genera entre los cientos de asistentes in situ, pero sobre todo en el resto de zamoranos, tanto los residentes en la provincia, como los de la diáspora. Desgraciadamente, todos sabemos de los miles de conciudadanos que tienen que hacer la maleta. Pero estoy de acuerdo con el director general: Zamora 10 y La Caja tiene mucho que decir y hacer sobre nuestro futuro, y se empiezan a ver realidades tangibles.

Modera y coordina el multitudinario acto, el alma mater de La Fundación, Feliciano Ferrero Freire, sobre una soberbia y cuidada escenografía.

Da la voz y la palabra al presidente regional de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, quién deja claro su empeño para con Zamora.

Le sigue, como ya he dicho por su profundidad y trascendencia, el director general Cipriano García, para cerrar de forma brillante y contundente el presidente de Caja Rural, Nicanor Santos Rafael, el hombre de los tres nombres.

Feliciano, como secretario de La Fundación Científica Caja Rural, procede a la lectura de los premiados y, previa semblanza en forma de reportaje, recibir la distinción. Todos tienen un nexo en común: el merecimiento. Y muchos otros de divergencia al representar la variada realidad zamorana. Voy por partes.

“Zamorano del Año” Subdelegación de Defensa de Zamora, premio entregado por Alfonso F. Mañueco.

“Zamorana Ilustre” M. Victoria Mateos Manteca, entregado por Nicanor Santos.

“Valores Humanos” Asociación de Esclerosis Múltiple, entregado por el subdelegado del gobierno Ángel Blanco.

“Mundo Rural – Trayectoria” Florentino Mangas Blanco, entregado por Cipriano García.

“Cultura” Peña Cultural Flamenca “Amigos del Cante”, entregado por el vicepresidente de la diputación José María Barrios y recogido por su presidente Santiago García Martín.

“Deporte” Carlos Garrote Ballesteros, entregado por el alcalde Paco Guarido. Sin duda, eran todos los que son y están.

Cerró la fascinante y significativa gala un magno concierto de treinta y un músicos, entre instrumentistas y voces, procedentes de la Comunidad de Murcia, y denominados sugerentemente, Parrandboleros. Finalizó la velada, con el agasajo de hermandad, convivencia y deseos semanasanteros de “salud y hasta el año que viene”.