La Opinión de Zamora

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José Pedro Pedreira Escritor

“Alfonso IX convirtió Benavente en uno de los principales lugares de su reino”

“Continuó la repoblación iniciada por su padre, culminó las obras del castillo, del templo y de los muros de defensa”

El escritor José Pedro Pedreira. L. O. Z.

El escritor José Pedro Pedreira (Brañuelas, León, 1954) presenta el jueves la novela histórica “Alfonso IX. El Rey Demócrata”, un retrato del monarca a caballo entre la historia y la ficción.

En esta entrevista explica la dimensión histórica de Alfonso IX, a quien Pedreira describe como un hombre adelantado a su época y especialmente preocupado por la ley y la cultura.

Pedreira profundiza sobre la relación del rey con Benavente, entonces una plaza estratégica de primer orden en la frontera con Castilla.

El escritor José Pedro Pedreira.

El escritor José Pedro Pedreira. L. O. Z.

—Alfonso IX. El Rey Demócrata. El título parece un oxímoron, teniendo si se tiene en cuenta que la etapa histórica es la Edad Media. ¿Qué significó realmente la convocatoria de Cortes en aquel momento, primero en León y luego en Benavente y qué las diferenció?

—En una época en que la nobleza y el clero eran dueños y señores de vidas y haciendas, dar voz, con los condicionamientos que se quiera, a los representantes de los ciudadanos supone una decisión valiente que no disminuía la autoridad del rey como algunos opinan, sino que la asentaba sobre bases más sólidas. A la curia de León corresponden los Decreta que confirman usos y costumbres del reino, normas y leyes sobre el orden público e importantes aportaciones en el campo de la justicia y los derechos. La de Benavente de 1202 es conocida sobre todo por abordar temas tendentes a sanear el delicado estado de las arcas reales y por el pacto que firman el rey y los nobles, en el que Alfonso IX se compromete a no alterar la moneda a cambio de un tributo que el reino había de cagar cada 7 años.

—¿Qué representa hoy en día aquella llamada del rey a todos los estamentos?

—Aquellas convocatorias pusieron los cimientos de lo que hoy consideramos democracia, pero además la firme voluntad de que el poder descansara en las leyes y la justicia, algo que ya nos gustaría ver actualmente en todos los estados llamados modernos.

"Los fueros concedidos a la villa de Benavente tienen una capital importancia en su política repobladora que llegó a La Coruña"

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—En nuestra primera conversación explicó que sobre Alfonso IX hay muchas cosas que se conocen, pero muchas otras que no, y que esto deja margen para la interpretación. ¿Cuánto de historia y cuánto de ficción hay en su novela? ¿Cuánto margen ha tenido?

—Yo entiendo la novela histórica no como una biografía o un simple relato de los hechos porque eso puede ser historia pero no novela. Por un lado he querido ser riguroso en todo lo que se refiere a la vida y obre del rey Alfonso y me he permitido licencias creativas en aquellos aspectos que ayudan a entender cómo era la vida en aquella época, así como en las opiniones de algunos hechos que expresa el narrador de modo “subjetivo”, como todos.

—¿Describe a Alfonso IX como un rey preocupado por el saber, elocuente, y atractivo para las mujeres? ¿Cuál fue su dimensión real en la historia?

—Considero a Alfonso IX un hombre adelantado a su tiempo, amante, como he dicho, de la justicia y la ley, pero también de la cultura en general y los libros en particular. Incluso hay crónicas que relatan su afición a la música. Ejerció de mecenas con eruditos y hombres del saber, fundó la Universidad de Salamanca, etc. En toda esta labor, aparte de la instrucción recibida de sus ayos gallegos, es importante resaltar la influencia de su esposa Berenguela, una enamorada de la poesía, los cantos de los trovadores y los libros como lo eran su madre Leonor Plantagenet o su abuela Leonor de Aquitania. En el tema de su relación con las mujeres, como se dice en la novela, Alfonso era un hombre fuerte, atractivo, de voz poderosa y elocuente. Además era un rey, y los hechos confirman, que fue muy generoso con las mujeres que compartían su vida y su lecho. Vemos que las cosas no han cambiado demasiado, con lo cual el resultado lógico es que tuviera numerosas amantes.

Cubierta de Alfonso IX. El Rey Demócrata", de José Pedro Pedreira. L. O. Z.

—Guillén Alonso, hijo del conde Alonso Flaínez, es el narrador de la novela. ¿Existió realmente?

-Guillén Alonso es un noble al que yo contraté para que se infiltrara en la corte de Alfonso IX y después escribiera su historia. Podríamos decir que es mi “escritor fantasma” si suena mejor que “negro”.

—Los Fueros de Benavente aparecen reiteradamente como una herramienta de éxito que el monarca no duda en aplicar a otros territorios. ¿Cuál es su importancia, y qué peso tienen en los antecedentes de la democracia que se atribuyen a la convocatoria de Cortes?

—Los Fueros de Benavente tienen una importancia capital en la ambiciosa política repobladora de Alfonso IX. Aunque se los debemos a su padre, que se inspiró para redactarlos en el Fuero de León y darían lugar precisamente a la consolidación de la villa de Benavente, Alfonso fue quien los otorgó con prodigalidad favoreciendo con ellos la repoblación y fundación de numerosas poblaciones, algunas tan importantes como La Coruña.

"Nueve siglos después la política de la Junta es discriminatoria y miope con León y con Zamora. Y no me refiero a los políticos de Valladolid sino a la de la mayoría de procuradores y consejeros incluidos los representantes de León"

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—En el libro hay una veintena de referencias a Benavente. Alfonso IX habla del cariño que tenía su padre Fernando II a la entonces villa, y cómo decidió cambiar el nombre de Malgrat por el actual. ¿Qué dice la historia y cuál fue la relación de Alfonso IX con Benavente?

—Los reyes imagino que se enamoran de villas o ciudades además de por su belleza por los beneficios que puedan extraer de ellas. Benavente estaba situada en un lugar estratégico a las puertas de la frontera con Castilla y eso en aquellos tiempos le otorgaba una importancia capital. Alfonso IX lo entendió como lo había entendido su padre Fernando y continuó la tarea repoblada iniciada por este, culminó las obras del castillo, del templo principal y de los muros de defensa y convirtió a Benavente en uno de los principales lugares de su reino.

—Expresa Guillén la convicción de que de haber vivido más, Alfonso IX hubiera llegado hasta el Mediterráneo ampliando el reino. ¿Hubiera sido posible realmente más allá de la ficción?

—Lógicamente esto es un pronóstico de alguien que lo admira. No podemos saber lo que hubiera sucedido, pero lo cierto es que su hijo Fernando III conquistó Sevilla y si Alfonso IX hubiera vivido lo suficiente es probable que esa conquista le correspondiera a él ya que Sevilla se encontraba en la línea de expansión del reino de León a través de la que conocemos como ruta de la plata en la que ya había conquistado Mérida, Cáceres y Badajoz.

Otra imagen del autor.

Otra imagen del autor. L. O. Z.

—Cuando fallece Alfonso el narrador de su novela refiere la entronización de su hijo Fernando III y dice: “Que Dios le conceda las gracias que no merece” ¿Cómo fue el reinado del monarca que unió los reinos de León y Castilla en comparación con el de su padre?

—Yo no trato de juzgar el reinado de Fernando III. No es el objeto de la novela, a lo que me refiero es al comportamiento desleal que de la mano de su madre Berenguela tuvieron con Alfonso tras la muerte de Enrique II de Castilla, ocultándole la noticia y abusando de su buena fe reclamando con mentiras la Castellana a su hijo Fernando mientras se encontraba con su padre en Toro.

—¿Cree que existe un mayor nexo, no solo por el interés por el conocimiento, entre Alfonso IX y su nieto Alfonso X, que con su hijo Fernando III?

—Es posible, aunque sí es cierto que no tenemos constancia de ninguna obra de puño y letra de Alfonso IX como sí la tenemos de Alfonso X, pero coinciden en su decidido apoyo a intelectuales clérigos y copistas para que lleven a cabo importantes obras. Tenemos a veces una idea equivocada de la Edad Media y uno de los principios que regía muchos reinos cristianos, entre ellos quizá el más poderoso, el inglés, era considerar la cultura y en concreto los libros y las historias y leyendas que contienen no como un gasto, que lo era e importante, sino como una fuente de prestigio e incluso de poder para un monarca y su reino. A muchos nos gustaría que esto siguiera siendo así.

—Nueve siglos después, resulta cuanto menos significativo que se reivindique el Reino de León como una autonomía propia desligada de Castilla. Una encuesta de Electomanía apunta a que León, Zamora y Salamanca no están de acuerdo con la actual configuración autonómica. ¿Qué opina?

—En cuanto a la Autonomía actual tengo que decir, siendo breve, que reivindicar hoy el antiguo Reino de León no tiene mucho sentido pues habría que reivindicar también Asturias y Galicia y además en Zamora y Salamanca este interés es muy minoritario. No así en León donde está creciendo en los últimos años, gracias, pienso yo, al principal impulsor del leonesismo que no es otro que la Junta con su política miope y discriminatoria especialmente con León y Zamora. Y cuando digo Junta no me refiero a los “políticos de Valladolid” como a veces se simplifica sino a la de la mayoría de procuradores y consejeros entre los que hay que incluir en los lugares de privilegio a los propios representantes de León. Sería un tema largo para desarrollar.

—¿Qué hubiera opinado Alfonso IX?

—Es difícil suponer lo que pensaría hoy Alfonso IX. Yo creo que si pudiera incluir Castilla bajo su dominio, como pudo suceder, estaría encantado de que estuvieran unidas. Como no fue así, lo cierto es que él hizo todo lo posible para que a su muerte los reinos de León y Galicia permanecieran en manos de sus hijas Sancha y Dulce y no que pasaran a la corona de su hijo, pero como se sabe, los famosos acuerdos de la Concordia, alcanzados también en Benavente, establecieron lo contrario a los deseos de Alfonso. Aquí quiero destacar que dos mujeres, Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, las dos esposas del monarca leonés nacido en Zamora, fueron artífices del pacto entre los tres hijos del rey protagonista de mi novela.

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