Por segundo año consecutivo en Santa Cristina de la Polvorosa, las mozas no pueden cantar el ramo, ni subastarlo, ni sacar la procesión a la calle, ni juntarse en la nave a departir un rato todos los vecinos. La pandemia impone distancia social y hoy no se podrán cumplir las tradiciones de la Fiesta del Bendito Cristo de la Veracruz, tal como se viene haciendo desde hace más de un siglo. Es el tiempo que, recuerda el alcalde, lleva la cofradía en funcionamiento. En su lugar ayer llevaron a cabo un reparto entre los vecinos de la localidad de 600 bolsas con los dulces típicos de esta festividad: un paquete con las roscas, una caja de pastas y una bandeja de coquitos.

Los concejales se prepararon para darle al tacón y, desde las cuatro de la tarde, se recorrieron el pueblo llamando puerta por puerta y entregando el dulce obsequio. De algún modo compensaban el no poder celebrar esta tradición tan arraigada.

La costumbre es que sea el abad de la cofradía el que invite a los vecinos a los dulces regados con un ‘arreglao’. Antaño se servía a la puerta de su casa, pero para evitar molestias, los vecinos se solían reunir en la nave. Allí ha tenido lugar la invitación hasta 2019. “Era una oportunidad para que se encontrasen los vecinos del pueblo”, explicaba el alcalde, Salvador Domínguez.

Este año ha sido el Ayuntamiento el que se ha encargado de costear los dulces que, ante la imposibilidad de celebrarse reuniones y festejos a causa de la pandemia, se han repartido por las casas.

Como medida de apoyo a la economía local, los han adquirido a dos pastelerías de Santa Cristina y, a falta de panadería en el pueblo, a una de Manganeses de la Polvorosa en la que trabaja una mujer oriunda de la localidad.

Para darle un toque más festivo, el dúo Gaiteros Colino procedentes de Santa Eulalia del Río Negro, amenizaron con su música el reparto por las diferentes calles de Santa Cristina hasta bien entrada la tarde.