Los feriantes del mercadillo de la ropa, en la Cañada de la Vizana, han comenzado el nuevo año con mucho desánimo. A la situación de pandemia actual se suma en estas semanas unas jornadas de intenso frío que echa para atrás a los vecinos y visitantes a recorrer a pie de calle este tradicional mercado en el que ya no se oye gritar las ofertas, como tenía acostumbrado a los visitantes. Siguen las medidas de higiene que se complican estos días por la utilización de guantes. También el control del aforo, aunque ni en las jornadas más propicias para este mercado desde que la pandemia es una realidad, ha sido necesario restringir el acceso a nadie. “Esto ya no es lo que era”. La mayoría de los vendedores aseguran que sus únicos ingresos proceden de este y otros mercados por la zona y temen que la situación de crisis se prolongue más de lo deseado.

E. P.