‘Aunque no sea del Sur’, tema presentado hace menos de un mes, es el último trabajo del cantante benaventano Ángel Sevilla. No es la única canción que ha sacado durante este año. Para él, el confinamiento ha supuesto más tiempo para escribir y componer, aunque no puede aguantar las ganas de ofrecer todo este nuevo material a un público desde el escenario. Afincado en Galicia, es consciente de la complicada situación por la que atraviesa el sector del espectáculo, pero no pierde la esperanza y sigue trabajando en nuevos proyectos, con el mismo aroma “sureño” que este último tema. La canción ya supera las 5.000 reproducciones solo dos semanas después de su publicación, y con el que deja claro que no hace falta haber nacido en Andalucía para hacer música con aire flamenco. 

–¿Cuál es el mensaje que busca transmitir con ‘Aunque no sea del sur’?

–El mensaje es algo peculiar. La gente ve mi nombre y mi apellido y piensan que yo soy del sur, o porque tengo ese deje ‘aflamencado’, siempre tiende a pensar que yo soy del sur. Soy del norte, soy de Benavente y ahora mismo vivo en Galicia. Habla de una relación de una chica del sur con alguien del norte. El mensaje que quiero lanzar es que aunque yo no sea del sur, también tengo el corazón para hacer ese tipo de música o cantar como si fuera de allí.

–Podemos decir, entonces, que no hacen falta fronteras.

–Exactamente. Es una historia de amor, que no es mía, es creada, pero bueno. Quisimos lanzar este mensaje con eso, una historia de amor de un chico del sur y otro del norte porque a los que somos del norte siempre nos toman como un poco fríos. Será también porque ellos tienen mucho sol y nosotros estamos acostumbrados al frío. Es un mensaje de alegría, de rumba latina, con ritmos y sonidos actuales y llevar también un poco de alegría. Eso es el mensaje más o menos.

–¿Cómo ha sido el proceso de creación y producción del nuevo material en tiempos de pandemia?

–Yo lo hago todo en casa. Me grabo la idea en casa y ahora como no nos podemos mover mucho pues tengo mi ‘mini estudio’, pero muy limitado. Solo para mandar ideas y maquetación y grabar una buena voz. A partir todo surge a distancia: productores, arreglistas, estudios que luego le dan la vida al tema y nos vamos enviando las propuestas y las ideas que se vayan haciendo sobre el tema. Así he ido trabajando.

–¿El confinamiento sirvió para tener más tiempo para pensar en nuevas canciones o proyectos?

–Exactamente. Al principio costó mucho, porque no terminaba de adaptarme a lo que estaba pasando. Me costó bastante porque no lo entendíamos, pero bueno, luego la mente se abrió un poquito más, empezábamos a estar en casa mucho tiempo y empezaban a salir ideas y, en mi caso, todo este tiempo he estado componiendo. Tengo que sacar esa parte positiva.

–¿Hay más proyectos a la vista que ya estén cerca?

–Sí. Este es un periodo en el que los artistas no podemos ejercer, entonces lo que podemos hacer es crear contenido. Es difícil crear contenido cuando no puedes trabajar, porque para mí estar actuando, aparte de comer, me da para que yo empuje mis trabajos y pueda realizarlos. “Aunque no sea del Sur” no llega a las tres semanas, pero aun así, ya tengo cosas nuevas hechas, ahora estoy juntándome para hacer un ‘featuring’ con un amigo, que lo sacaremos a finales de enero. En la medida de lo posible, yo voy a parar de hacer cosas.

–El sector del espectáculo es de los más perjudicados por las medidas contra la pandemia. ¿No es así?

–Ahora mismo somos el que más. Desde que empezó el estado de alarma, hasta el día de hoy no hemos vuelto. Somos el sector más castigado en este aspecto. Yo creo que no nos han tenido ese respaldo como tal. Han llegado a intentar poder hacer alguna ayuda, pero no se ha llevado a ese sitio donde queríamos. Ahí están las manifestaciones, las cosas que hemos ido haciendo pacíficamente y que nos escucharan de la mejor manera. A día de hoy es un sector que está destruido. A nivel de, por ejemplo, orquestas, que es donde más me muevo, creo que para este año que entra desaparecerán muchas, porque no pueden mantenerse. Es lógico. Sin ayudas, todo irá al cierre. El que pueda aguantar y el que se lo permita pues estará ahí. Indiscutiblemente, somos el sector más castigado. Y no sabemos cuándo vamos a volver. Estamos ahí pendientes, pero esto está para largo, yo todavía no lo veo claro para el año que viene. Soy consciente de ello.

–No es optimista con el futuro más inmediato.

–Uf, no, no. Viendo cómo están hablando y cómo está la vacuna y cómo puede llegar el porcentaje de las personas de aquí a verano. Aun así, hay que seguir con la mascarilla, con las distancias, habría que ir viéndolo, pero yo lo veo bastante complicado.

–Sin embargo, ¿cree que la cultura es una actividad segura que podría desarrollarse con normalidad?

–Sí. La cultura es segura y se ha demostrado que lo es. En los pocos conciertos que se hayan hecho de gran multitud los contagios han sido cero. No ha sido como antes. Estamos hablando de que Raphael metió el otro día en Madrid a 5.000 personas en un sitio con una capacidad de 17.000. Para mí es una ventana a un futuro, a ver las cosas de otra manera, un respiro, un aliciente… Pero no sé, la verdad. A lo que me refiero es que los contagios que ha habido en este tipo de conciertos son cero y las medidas han sido impecables por todos los organizadores y toda la gente que ha llevado el evento a cabo.

–A pesar de lo complicado que está todo, no se pierden las ganas de volver a actuar delante de un público no se pierden nunca.

–Por supuesto. Yo tengo un mono que no sabes cuánto, de subirme al escenario y cantar y, sobre todo, de mostrar al público el directo de los nuevos temas que estoy haciendo. Tuve la suerte de que en verano me pude mover un poco en solitario y bueno hice cositas muy pequeñas. Lo que podía sí que me moví. A medida que los días iban pasando iba creando contenido. Son esas ganas de subir al escenario y mostrar todo lo que has hecho y es un sentimiento que uno tiene para transmitirlo. Yo necesito ver la cara de la gente, lo que sienten, sus expresiones, su manera de sentir mi música o de cualquier otro autor que yo esté ejecutando en ese momento. Necesito ese calor porque ahí es donde ves. Imagínate el mono que tengo. A mí me encanta el directo, subir a un escenario a cantar, porque al fin y al cabo es donde siento todo. En casa componiendo todo se lleva a un sentimiento también, pero el calor del público es lo que hace que esta profesión sea realmente un lujo.