Yo aquí hago de todo, estoy para cuando me llaman”, “lo importante es ver que puedes ayudar a la gente”. Con estas dos frases se podría resumir la motivación de muchos de los voluntarios que en Cruz Roja Benavente colaboran con distintas iniciativas que desde la organización se llevan a cabo en el día a día. La historia de Fidel o de Pedro o José Antonio es la de muchos voluntarios que ven en Cruz Roja un modo de “echar una mano a la gente”, explican. Son prácticamente un centenar en esta sede. Desde que decidieron dar el paso en febrero de 2019 de hacerse de la familia de Cruz Roja, no han parado de formarse, aportar colaboración y vivir experiencias que de otro modo hubiera sido impensable para ellos. Fidel a sus 71 años ve en Cruz Roja un modo de estar activo. Está jubilado y asegura que las horas que pasa en Cruz Roja le ayudan a “que los días se me hagan más cortos, hay que hacer algo y si se puede ayudar a la gente pues mejor”. José Antonio, por su parte, está jubilado por incapacidad y al igual que su compañero “soy muy activo y me gusta hacer de todo”.

Una usuaria del programa de alimentos recoge los alimentos. | E. P.

“Aseguran que el coronavirus lo ha trastocado todo y echan de menos las visitas a las personas mayores. “Nos recibían con los brazos abiertos, era un escape para ellas y para nosotros, siempre les dabas ánimo y te sentías bien”, asegura José Antonio. Ahora las labores de chóferes se centran en el traslado de las personas que lo necesitan hasta el centro médico. “Agradecen mucho la labor que hacemos”, añade Fidel.

Con la formación adecuada para las labores que Cruz Roja les encomienda, actualizada a las medidas de prevención por la COVID, esta semana emplean los días en el reparto de alimentos.

Cruz Roja en Benavente repartirá 2.179,80 kilos de alimentos a personas vulnerables en la segunda fase del plan 2020 del Programa de Ayuda Alimentaria del Fondo de Ayuda Europeo a las Personas Desfavorecidas (FEAD). En total en este centro se reparte comida entre 92 personas de 28 familias diferentes. Una de ellas la de la joven de 34 años que ayer agradecía toda la ayuda recibida por Cruz Roja. “Desde que me separé, he tenido que pedir ayuda porque estoy tirando yo sola por mis dos hijos de 5 y 7 años. He tenido que pedir ayuda a mis padres para poder salir adelante y recibo una ayuda de 400 euros con la que voy tirando. No encuentro un trabajo de media jornada para poder atender también a mis hijos”, explicaba mientras recogía de un carro los productos no perecederos que desde Cruz Roja le entregaban los voluntarios, siguiendo las indicaciones para ello. “Gracias, de verdad, gracias”, repetía la joven. “Al principio te da apuro, pero es una ayuda y la necesito”.

Los voluntarios hacen entrega del carro de comida, siguiendo las instrucciones de una técnico responsable. | E. P.

El programa está cofinanciado en un 85% por el FEAD y un 15% por el presupuesto de la Administración General del Estado.

Los alimentos que se reparten son de primera necesidad, poco perecederos y de fácil transporte y almacenamiento como alubias cocidas, pasta alimenticia macarrón, macedonia de verduras en conserva, fruta en conserva, atún y sardinas en conservas y otros alimentos como galletas, tomate frito, tarritos infantiles de fruta y pollo y aceite de oliva. Una “cesta” elaborada con la colaboración de la Federación de Bancos de Alimentos, Cruz Roja y expertos en nutrición.

La población atendida presenta problemáticas en múltiples ámbitos como escasez de ingresos, desempleo, paro de larga duración, problemas de vivienda o salud y el programa pretende contribuir a erradicar la pobreza.

Fidel (izquierda) y José Antonio (dercha) a la espera de una usuaria del programa de alimentos. | E. P.

Además, las iniciativas para asegurar el acceso a alimentos y bienes básicos se han materializado a través de otras entregas de productos como “cestas de alimentación y productos de higiene” que se han hecho llegar a familias que quedaban fuera de otras ayudas y tenían que cubrir estas necesidades. También hay ayudas económicas con las que las familias acuden a establecimientos en los que pueden adquirir su compra en función de sus necesidades.

Una parte importante de estas intervenciones han sido posibles por la donación de muchas empresas que de forma solidaria han contribuido a ayudar a paliar las necesidades alimentarias y a la colaboración y coordinación con instituciones y administraciones con las que se han establecido convenios de colaboración.

Todo esto se ha podido realizar también gracias a la labor de voluntarios como Fidel o José Antonio que de manera solidaria y comprometida se han involucrado en esta actividad.