Cautela es, sin duda, la palabra más utilizada por los vecinos de las zonas del Tera y Campos-Lampreana que desde ayer han conseguido avanzar de fase en la desescalada propuesta por la Junta de Castilla y León y que ha logrado el visto bueno del Gobierno. Los cambios más significativos en este cambio de fase viene sin duda de la mano de la apertura de alguno de los bares que aún logran seguir vivos en una zona en la que la despoblación es predominante. En localidades como Camarzana de Tera o Micereces y sus anejos sí ha habido quien ha dado ese paso tan esperado por algunos de sus clientes habituales. En otras como Santa Croya o Abraveses aseguran que no tienen prisa.

Julia Fernández es una de las propietarias de uno de los bares que ayer levantó el cerrojo en Camarzana. Situado en la carretera que va a Puebla de Sanabriaes un lugar de encuentro, de charlas, de un constante ir y venir de paisanos. O al menos lo era. La jornada de ayer fue un tanto diferente. "La verdad es que los clientes hoy no paran tanto", asegura. "Tenemos una terraza grande y solemos poner unas 20 mesas pero hemos puesto ocho porque no solo es limitar el aforo es también que cada vez que se levanta un cliente hay que reforzar esfuerzos y limpiar bien y desinfectar mesas y sillas", añade y reconoce que es una situación "muy complicada para el sector. Ahora de momento estamos dando desayunos y hemos decidido cambiar la comida que hacíamos. Antes era parrilla, ahora de momento la parrilla no la vamos a utilizar. A ver cómo vamos funcionando".

Por allí pasó a tomar un café el alcalde de Camarzana, entre otros habituales clientes. José Luis Uña explicaba que en el pueblo tienen cinco o seis bares y otros dos con restaurantes y, de momento, este es el que se ha decidido a abrir. Hay otro que está pendiente de poder ampliar la terraza. "Vamos a valorarlo con la secretaria más que nada por evitar algún problema por cuestión de normativa". Asegura José Luis que "la gente tiene miedo y respeto pero también un poco de ganas" de poder socializar.

También los bares de Micereces de Tera, Abraveses y Aguilar se han animado a abrir. "Lo cierto es que la gente aún tiene miedo, pero aún así han optado por abrir manteniendo las distancias y siguiendo lo que se ha marcado para garantizar la seguridad de todos", señaló el alcalde Carlos Martín. "Aquí no se nota el cambio de fase si no es por esto".

En Santibáñez de Tera el cambio también ha sido imperceptible para los vecinos. "En zonas como esta poco se va a notar. Las tiendas de alimentación están abiertas y la de muebles ya abrió la semana pasada", explicó el teniente alcalde. La de muebles, que él mismo regente esperará aún a abrir sus puertas. Ignacio asegura que "la gente tiene miedo pero también está concienciada. Aquí hay mucha gente mayor y el uso de mascarillas está generalizado. La responsabilidad y la solidaridad de la gente es fundamental en esta situación".

En Santa Croya el bar del Ayuntamiento, aunque de gestión privada, no ha abierto a pesar de disponer de espacio suficiente para ello. "Vamos a dejar que pasen los días de momento. Pensamos que abrir el bar ahora es correr muy deprisa", explicó Juan José Arenas, alcalde de Santa Croya, quien asegura que en esta zona rural "hasta ahora se ha ido respetando. Ahora la gente empieza a pasear, pero fundamentalmente con precaución", asegura. En Santa Croya pasar de fase no lleva consigo cambios sustanciales. Es un lugar donde tienen "todos los servicios" y han estado funcionando hasta ahora. Carnicería, comercio, pescadería.

En los pueblos de la zona de salud de Villarrín también hay cierta cautela por parte de la población pero el avance en la desescalada les ha permitido ir dando pasos hacia la "normalidad". Villarrín es la cabecera de esta zona de salud y en la localidad son dos los bares que abren sus puertas para iniciar poco a poco a normalizar su actividad, aunque lo harán esta semana puesto que ayer ultimaban los preparativos. Uno de ellos es el Prigar, que tiene terraza interior y el MM podrá cortar la vía pública para poner las mesas en la calle. "En un pueblo porque unas horas al día esté cortada una vía no nos supone nada. Todo el mundo tiene que comer", explicó la alcaldesa, Ainhoa Aranguren. El pase a la fase 1, además, permite al Ayuntamiento iniciar la actividad en el campo de golf de gestión municipal. "No abrimos la casa club. Para el menor contacto posible hemos facilitado el pago a través de internet cuando se concierta la cita. Los palos están guardados en un local y a partir de ahora, cada vez que venga uno a jugar llevará su equipo para casa y cuando vuelva lo traerá de su casa".

En Revellinos, Roberto Fernández ha abierto su negocio con mucha "ilusión", según explica. El bar Romayna cuenta con un lugar privilegiado en una finca de 2.000 metros cuadrados con pista de pádel y baloncesto, porterías para juego de los niños y jardines. La terrazas es bastante amplia y ayer optó por montar seis mesas con una distancia de cuatro metros, una de otra. Mascarilla puesta y guantes, y armado con el gel hidroalcohólico para garantizar una correcta desinfección. "Con todas las medidas que hay que llevar a cabo he tardado un poco más de lo normal en abrir. Pero lo hago con ganas e ilusión porque llevamos dos meses sin trabajar y es ya una necesidad dar pasos hacia al normalidad", aseguró. "Te dejo que tengo que atender a unos clientes".

En Villafáfila también se animan un par de establecimientos a abrir sus puertas, aunque lo harán poco a poco y valorando la demanda de la gente. "Eso y el poder ver a los familiares en grupos de hasta diez personas es el cambio más importante. Pero todo con precaución porque es algo desconocido.

En Manganeses de la Lampreana ayer el bar de la plaza del Ayuntamiento se preparaba para abrir su terraza. El Ayuntamiento ha ofrecido a otros dos bares vía pública, pero de momento no se han animado, según explicó el alcalde, Juan Carlos Bueno. También se preparaba para abrir la biblioteca en la que se ha instalado una mampara y cuenta con las medidas de seguridad como guantes y gel . Ayer se coordinó cómo ofrecer este servicio a los vecinos.