Fieles a su cita con una tradición que se ha logrado mantener durante siglos en la localidad de Santa Cristina de la Polvorosa, vecinos de esta localidad y de la vecina Benavente no quisieron perderse ayer la especial fiesta en la que las mascotas son las protagonistas. Recuerdan en la localidad que ya en el año 1890 el abuelo Francisco Sobejano, "mi tatarabuelo", explicaba Geri, fue el artífice de la cofradía de San Antonio que era la encargada de celebrar la fiesta de la bendición de los animales.

"Aquellos eran otros tiempos", explicaba David, otro familiar que acudía a Santa Cristina para participar en esta celebración que ha logrado mantener, adaptándose a los tiempos, la saga familiar. "Por entonces la gente era ganadera y se traían los bueyes y demás, ahora son más las mascotas lo que se ve en este acto", señalo.

Y efectivamente mayoritariamente se dieron cita a las puertas de la iglesia parroquial de Santa Cristina numerosos perros, de todos los tamaños, razas y edades. Se hicieron notar con los ladridos "de alegría".

Pasadas las once y media de la mañana fueron acudiendo a la renovada plaza de la iglesia algunos vecinos como Charo, que acudía con "Lolo" su bichón maltés, de tres años que "desde que nació ha venido a la bendición. Es algo que me gusta y, además, seguimos una costumbre que se ha mantenido en el pueblo gracias a Gerivel", explicó.

También Lourdes, de Benavente decidió acudir a este protocolario acto. En esta ocasión lo hizo con tres acompañantes, "Jana", que ha cumplido ya 15 años, "Simba" y "Tedy". Esta benaventana confesó que "me encantan, me dan trabajo pero me gustan mucho", en referencia a sus mascotas.

"Tintín", de año y medio, era otro de los perros que acudió por primera vez a la bendición, de la mano de Nino quien es, además, uno de los portadores del venerado santo. No faltaron los periquitos "Isco" y "Pepita" "de mi nieto Oliver", decía todo orgulloso otro vecino de Santa Cristina.

Llegó el párroco acompañado por la familia Sobejano y tras vestirse con los atuendos para dar misa salió del templo tras la imagen de San Antón y procedió a la bendición de los animales tras la oración de los presentes. Comenzó después el recorrido procesional por el entorno de la iglesia y de vuelta a las puertas del templo fueron cogiendo sitio los fieles, junto a sus mascotas, que por un día al año pueden acceder al templo.