Las peñas identificaron en sus locales un espacio seguro, situado en la mayoría de los casos en el almacén u oficinas que serviría como lugar donde trasladar a la víctima en caso de una agresión y a la espera de los servicios de emergencia sanitaria y cuerpos de seguridad.

Además, colocaron en el interior de cada peña (salvo en la peña Badenes que se colocó en el exterior) los carteles facilitados por la campaña que funcionaban como distintivos de los espacios y daban información básica a los y las peñistas en caso de agresión sexista. Hubo tamibén acciones presenciales nocturnas en los locales para hacer seguimiento de la noche a través de un cuestionario de procesos, en donde se evalúa cómo perciben el riesgo de la noche y situaciones detectadas, entre algunas cuestiones. La presencia nocturna contribuye a una mayor visibilización de la campaña y a la autorregulación interna de las peñas.