Profesorado y padres de alumnos han asistido en la tarde de ayer a la ponencia ofrecida en el salón de actos del colegio San Vicente de Paúl por el profesor Carlos Hevia-Aza sobre "Educar el siglo XXI. Educación Emocionante. Solo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: Raíces y Alas". Hevia-Aza se mostró ayer optimista frente a la posibilidad de que una educación en el que de se tengan en cuenta las emociones de un modo trasversal en el actual sistema educativo.

- ¿Cómo definiría la educación "emocionante"?

-Para mí no es más que utilizar las emociones en el aula como potenciadores del aprendizaje tratando de controlar y potenciar, de una manera consciente y profesional por parte del docente, las emociones que favorecen el aprendizaje, y minimizar las emociones que en ocasiones restan. Es decir, un trabajo de inteligencia emocional que afecta no solo a los docentes, también a los padres.

- ¿Esta educación cree que es posible en el sistema educativo actual?

-Soy muy optimista. Quizás un poco optimista patológico a veces, pero sí creo que es posible. Los currículos de las materias dejan un espacio muy definido para las competencias trasversales. El prólogo de la LOMCE dice que los alumnos tienen talentos y nuestra labor es trabajar todas las actitudes, y hablar de actitudes es hablar de emociones, que favorezcan el desarrollo del autoconomimiento para generar ese talento. Luego están las competencias claves que todos los educadores tenemos que tener como eje vertebrador de todo el currículo y que no siempre es así porque al final tiras de libro de texto y es una autolimitación. Hay espacio para la inteligencia emocional, el sistema lo permite, otra cosa es las autolimitaciones que nos imponemos.

- Fundamental, por tanto, las competencias trasversales.

-Las competencias trasversales son la razón por la que te van a contratar en el siglo XXI. Porque está claro hacia donde va la sociedad, hacia un sistema de inteligencia artificial entendido como al final si no puedes competir con una máquina, a lo mejor no te mereces tener trabajo. La gestión del fracaso, el trabajo en equipo, la capacidad de aprender de tus propios errores, descubrir tus talentos, ese tipo de competencias que llaman soft-skills es lo que hace que una persona triunfe en su trabajo. Los conocimientos claro que hay que tenerlos, están al alcance de cualquiera, pero hay que saber gestionarlos. Todos navegamos muy bien con los conocimientos, con los datos, pero no tan bien en las incertidumbres. En el siglo XXI, que no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época claramente, el que no sepa cambiar pues está muerto. Y el cambio depende de las competencias trasversales.

- ¿Qué es necesario para conseguir ese cambio? Habría que dar un salto pero ¿hacia dónde?

-Yo comparto mucho las teorías que dicen que es necesario que los equipos directivos quieran esos cambios. Después que lo metan en sus programas educativos y después los profesores, que somos todos profesionales y que cuando vemos que algo funciona, lo vayamos incorporando. El cambio fundamental es creer en ello. Es verdad que también hace falta el respaldo de una ley, porque a través de ellas se tiende habitualmente a estrechar el margen de acción del docente y creo que si formas bien los docentes es más fácil que lo quieran llevar al aula.

- ¿Educación emocionante que debería alcanzar todos los niveles educativos

-Parece que es cosa de niños, sólo de Infantil, esa tradición de otras épocas muy superadas es un punto de acción en el aula. Esto en infantil se ve claro, pero luego parece que se olvida. Hay centros y editoriales que están metiendo la inteligencia emocional dentro de todas las materias, pero tiene que haber materias específicas.

- ¿Qué objetivos persigue una charla como la realizada en este centro educativo de Benavente?

-Este tipo de iniciativas no pretende formar sino poner el foco en que sean conscientes que esto no es decir "vamos a querernos", la educación emocionante es muy trabajable. Lo que quiero es provocar un cambio personal, en los padres que vengan a esta iniciativa. Ayudarles a conocer sus emociones, ponerles nombre y ayudarles a gestionarlo.