¿Qué hace un licenciado en Derecho, trabajando en el campo, perdido entre maizales, muy cerca de Benavente, en Villaveza del Agua? Escribir un libro. Pues sí, así es, lleva años reflexionando sobre la situación de confusión que vive Europa y el gran problema de la España actual, el de la despoblación. Ahora acaba de plasmar sus impresiones en palabras escritas. No puede Manuel Fernández Prieto encontrar mejor atalaya para ver pasar el tiempo y sus consecuencias que Zamora, una provincia que a finales del siglo XIX daba cobijo a más de 350.000 personas (casi la población de Vizcaya y Guipúzcoa juntas) y ahora suma poco más de 170.000, un desastre qué de continuar muchos años al mismo ritmo, hará que la provincia que tiene forma de pistola acabe informe y desecha, desmadejada como un huerto después del pedrisco.

Manuel Fernández Prieto (nieto de Anastasio Fernández, así me lo remarca él) pone el dedo en la llaga en la situación de desamparo que vive Zamora, pero también analiza la situación de España en su conjunto y la de Europa, a la que pide reformas, que sea menos burócrata, más unida, con una solidaridad entre países más remarcada.

"He escrito un libro en el que clamo por un nuevo nacionalismo español, no lo veo incompatible con un nacionalismo europeo, nuestras comunes raíces greco-romanas y judeo-cristianas hace que nos veamos obligados a colaborar en muchos temas? Como nacionalista español hago mío el sueño de Víctor Hugo y abogo por un nacionalismo europeo también". Manuel Fernández Prieto dedica un amplio estudio a analizar la situación europea. El viejo continente, según él, está aletargado y debe despertar "por el bien del mundo y por el bien nuestro". Hay que tomar medidas sin falta: "Es el momento de reaccionar".

Pasea muchas veces Fernández Prieto por los caminos de su pueblo. En uno de ellos dejó escrito: "He visto tres personas solamente y las tres tenían más de ochenta años. Ya sé que es un caso extremo de a donde nos pueden llevar los últimos desvaríos de nuestra gobernanza pero los datos en toda Europa están ahí, peligrosos y avisantes".

El libro contra la despoblación ("Contra la despoblación, Europa en la encrucijada") está publicado por la editorial Bubok y ya se puede comprar en alguna librería de Zamora. También se puede adquirir en formato digital y está en manos de Amazon. Aporta muchos datos, pero sobre todo análisis personales, de contacto diario con la gente de un ámbito rural que languidece sin que nadie, menos los políticos, encuentren soluciones, para frenar al menos la situación.

Fernández Prieto conoce muy el sector agrario, de hecho en él trabaja, y por eso es consciente de que "al campo es difícil traer gente", se necesitaría cambiar el sistema de producción y eso no parece posible. Lo que si es posible, según él, es suspender las comunidades autónomas, "que son muy caras para el ciudadano y, en muchos casos, suponen duplicar los servicios". No piensa igual de las diputaciones provinciales. "En provincias pequeñas las veo imprescindibles porque los municipios pequeños, la mayoría en Zamora, no tienen suficientes medios para acometer todos los servicios de la población".

Aboga en su libro por el sistema alemán. "Es más justo y es más equilibrado, con infraestructuras adecuadas tanto en la ciudad como en el ámbito rural. Es necesario redistribuir la industria, para no saturar determinadas zonas, también de contaminación". Uno de los pilares del cambio debe ser, gestionar bien los dineros públicos: "Ya basta también de subir los impuestos a una sociedad esquilmada. Basta de corrupción galopante, basta de egoísmos insolidarios. Las energías no pueden costar a nuestros empresarios y a nuestros ciudadanos la enormidad que cuestan hoy en día. Este es un asunto prioritario para salir de la crisis".

Fernández Prieto vuelve constantemente al tema de la corrupción, como un mal al que hay que combatir: "Son muchos los campos en los que hay que reaccionar, pero es fundamental reaccionar también en el tema de la corrupción. Porque el desánimo del ciudadano es palpable y porque se van ingentes cantidades de dinero al sumidero y que podrían ser aprovechadas en los proyectos planteados. Rejuvenecimiento, regeneración y renovación. Otras tres R para tener en cuenta. Nuevos colonos que surquen el espacio, nuevos grandes capitanes que nos defiendan, nuevos Eisteines que traigan más progreso".

En el capítulo de la despoblación, propone la creación de un Ministerio específico. También desviar las empresas que no sean autóctonas hacia las comunidades autónomas más pobres. "Como las empresas no querrían ir a estos lugares porque en Madrid, Bilbao y Barcelona se pagan menos impuestos, el Gobierno obligaría a estas autonomía a bajar los impuestos hasta que sean menos que en las grandes capitales".

No hay que tener miedo a reformar la Constitución, dice, y quitar competencias a las autonomías "en el caso de que no se quisiera suprimirlas". Es preciso devolver al Estado las competencias sobre impuestos y Educación. "¿Qué tiene que ver la educación con todo esto? Pues que en Cataluña y en Vascongadas se enseña a odiar a España en las escuelas, cosa que como es natural, iría en contra de un pensamiento regeneracionista españolista".

Es preciso también bajar el IRPF y el IVA a ser posible. A la vez llevar a cabo una poda de las Administraciones Públicas y buscar energías baratas, promocionando, así mismo, precios justos de los productos agrarios en aras de la repoblación del interior. Es imprescindible, claro, promocionar la natalidad, apunta.

El Ministerio para la Repoblación contará, según la propuesta de Manuel Fernández Prieto, con recursos y hombres para canalizar las inversiones hacia las zonas que más necesitan de esa nueva industrialización. "Ya hay bastantes emprendedores en las zonas pobladas, mándennos algunos donde hacen falta de verdad. Y démosles nosotros las condiciones necesarias para emprender. No puede ser el expolio fiscal al que estamos sometidos en las regiones que necesitarían ser más atractivas para el emprendedor, porque nos va la supervivencia en ello".

No entiende Fernández Prieto y así lo hace constar en su libro que "el dinero público se gaste en promocionar el odio a España y en embajadas autonómicas, no es serio. Ya sé que dan mucha guerra vascos y catalanes, pero por decirles alguna vez que no, no estaría mal".

Mezcla en el libro Fernández Prieto todo tipo de reflexiones, no faltan las que se refieren al ámbito rural, donde vive. Les dice a los "urbanitas" que "tanto temen al campesinado reaccionario" que "quedamos cuatro y que es cosa de que no se pierda irremediablemente el caudal de tradiciones acumulado a lo largo del tiempo". No pueden volver a quedar vacíos los pueblos y cuando se pase el verano y se marchen los niños que vienen de la ciudad, el silencio se apodere de las calles: "Ojalá nos concienciémos todos de que esto no es debe ser así y colaboremos en la tarea de repoblar España desde el objetivo alcanzado de la abundancia". La vida en los pueblos, para el autor del libro, "tiene mucho que ofrecer" y apunta "como conocerse todos los vecinos y así huir de la soledad que a veces sufre mucha gente en las ciudades. Todo es cuestión de unas buenas comunicaciones y de poder trabajar".

Manuel Fernández Prieto vive del campo y sus producciones. Es un enamorado de la tierra. Sueña con el fruto de sus árboles, los maizales, las vegas benaventanas. Acaba su libro con un pensamiento positivo: "Apostaré por la calidad de mis productos para compartirlos con ustedes, espero que en todos los campos el afán de superación nos provea de toda la gama de artículos españoles que puedan competir con los extranjeros y que nuestros productores vean recompensados sus esfuerzos. Luego de comer iré a tomar un café y a ver la partida de cartas y seguiré soñando con un país moderno en el que se puedan llevar a cabo todos nuestros sueños".