Tenía un aire, entre triste y hosco que la hacía diferente. Hija de diplomático, entregada a la música desde pequeña, era culta y dominaba el inglés, en el que escribió algunas de sus canciones. Evangelina Sobredo, Cecilia (2 de octubre de 1948-2 de agosto 1976), viajó y conoció aquel mundo de los años 70 tan distinto para una España todavía encorsetada por la dictadura. Sus canciones eran poesía reivindicativa, sutil pero lo suficientemente evidente, como una película de Berlanga. Musicalmente se encontraba más cerca de las influencias de cantantes como Bob Dylan que de los franceses que marcarían a otros de su generación. Por una de sus canciones, "Un millón de muertos", tuvo que declarar ante el juez. Otras, como "Mi querida España", deberían ser de obligada escucha para entender este país.